Las Vegas, de por sí, es un paraíso de proxenetas, clientes de prostitutas y pervertidos, y yo acusé al alcalde en una columna anterior de haber marcado el tono “para la degradación sistemática e institucionalizada” de las mujeres.
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Las Vegas, de por sí, es un paraíso de proxenetas, clientes de prostitutas y pervertidos, y yo acusé al alcalde en una columna anterior de haber marcado el tono “para la degradación sistemática e institucionalizada” de las mujeres.
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