En verdad, la incorporación del puerto a la soberanía colombiana fue el desenlace de un conflicto político iniciado casi dos años antes y que estuvo motivado por el destino futuro de la ciudad y su provincia. Así, se formaron tres partidos que buscaban el control político de la importante Provincia de Guayaquil, que tenía entonces 90 mil habitantes, 20 mil de ellos en su capital.

El partido autonomista estaba presidido por el doctor Olmedo y abogaba por la liberación del resto de la Audiencia de Quito, con miras a la constitución de una república autónoma, que seguramente debía llamarse República de Quito y tener su gobierno en el puerto de Guayaquil. Un primer paso en ese sentido fue que al nuevo ejército organizado en Guayaquil, para la liberación del actual Ecuador, se le llamó División Protectora de Quito, pensando en el país quiteño y no solo en la ciudad de Quito.

El pequeño pero activo partido peruanófilo lo lideraban los grandes comerciantes del puerto, vinculados estrechamente al comercio de Lima, y buscaba la agregación de Guayaquil y su provincia a la naciente República del Perú. Es sabido que a este partido pertenecían los vocales de la segunda Junta de Gobierno, coronel Rafael Jimena y señor Francisco Roca.

El tercer partido, el colombianófilo, era numéricamente el mayor de todos, pues estaba integrado por los numerosos cacaoteros de Guayaquil y su provincia, quienes venían enfrentados desde hacía décadas con los comerciantes del puerto, que los perjudicaban en los precios del cacao y otros detalles de este negocio. Eran sus cabezas más visibles el procurador de la ciudad José Leocadio Llona, el doctor Vicente Espantoso y el coronel José de Garaicoa.

El partido peruanófilo fue inicialmente uno de los más activos y trabajó sin descanso por la incorporación al Perú. Por no ser motivo de este artículo no reseñamos las innumerables acciones que desenvolvió este grupo, en estrecha colaboración con el Gobierno peruano del protector José de San Martín, quien llegó a planificar la ocupación militar de Guayaquil.

El partido colombófilo, inicialmente menos activo, cobró rápida fuerza hacia 1821, alentado por la creciente presencia de las tropas auxiliares colombianas, a las que los cacaoteros del puerto veían como la única garantía cierta de su independencia, tanto frente a España como frente al Perú, país cuya extorsión económica habían sufrido y temían se repitiera. Fue así que el 31 de agosto de 1821 proclamaron la agregación de Guayaquil a Colombia. Ese hecho fue denegado luego por el cabildo guayaquileño, pero tuvo eco en Portoviejo, donde el cabildo local se proclamó por la incorporación a Colombia, y en el mismo Guayaquil, donde los voluntarios del batallón Libertadores proclamaron también el nombre de Colombia.

Con el triunfo de Pichincha y la llegada de Bolívar al actual Ecuador, el partido colombófilo cobró nuevos bríos. La oportunidad escogida fue la presencia del Libertador en Guayaquil, adonde llegó el jueves 11 de julio de 1822, a las cinco de la tarde, en medio de los aplausos de la multitud. En efecto, el viernes 12 de julio el procurador Llona entregó al cabildo una solicitud firmada por 226 vecinos principales de la ciudad, que pedía la incorporación a Colombia.

Si este documento es muy importante por su texto, también lo es por sus firmantes, entre los cuales figuran los más notables personajes guayaquileños de la época e incluso familias enteras del patriciado porteño, que expresaban de este modo su abierta e inequívoca voluntad de ser colombianos. Así una breve mirada a la nómina de suscriptores nos permite hallar los nombres de los Garaicoa (José y Lorenzo), tíos del Héroe niño de Pichincha, Abdón Calderón Garaicoa, de los Espantoso (Vicente y Tomás), los Marcos (José Antonio y Manuel), los Elizalde (Juan Francisco y Antonio), los Gómez (José Antonio y dos Antonios más), los Parra, los Roca, los Noboa, los Avilés y los Castro, entre otros.

Queda, pues, evidenciado que Bolívar no incorporó a Guayaquil por la fuerza, sino que asumió el mando civil y militar de la Provincia y la tomó bajo su protección, atendiendo al pedido de los más prestantes y numerosos ciudadanos del puerto, y tras evidenciar, como sostiene el historiador porteño Camilo Destruge “que de otra manera no tenía cuándo terminar el conflicto de los tres partidos, que traían alborotada y en gran excitación a la ciudad”.

* Historiador.
Extractos de ‘La incorporación de Guayaquil a Colombia’, publicado en la revista Podium, de la Universidad de Especialidades
Espíritu Santo (UESS).