Ante la necesidad de Estados Unidos y otras potencias de disminuir el consumo de petróleo, tanto por el alto precio al que ha llegado y cuanto porque uno de sus derivados, la gasolina, es un combustible muy contaminante, la gran potencia del Norte ha decidido impulsar la producción de biocombustibles, siendo el primero, el alcohol obtenido de la caña de azúcar en forma fácil y con materia primera de ciclo corto de producción, como es la caña de azúcar, en Brasil, y el maíz en Estados Unidos. Desde luego el alcohol es tan contaminante como la gasolina.
Otro combustible alternativo es el diésel. El nombre deriva del ingeniero alemán Rudolf Diesel, que inventó el motor de alto rendimiento que utiliza como combustible el llamado diésel. Este consiste en una mezcla de un derivado del petróleo, de bajo costo y aceite. Es menos contaminante que el alcohol.
Los llamados granos oleaginosos, muchos de ellos del grupo de las leguminosas (soya, maní, chochos, etcétera) y otros productos vegetales, como diversas palmas, son ricos en aceite. El candidato principal para utilizarlo en el diésel, es la soya, del un grupo y la palma africana, del otro.
La soya es una planta de ciclo corto, de fácil cultivo y alto rendimiento por hectárea. Es también de precio relativamente bajo. El Ecuador lo produce en Manabí y otras provincias pero la actual producción no cubre sino una pequeña parte del consumo. Somos grandes importadores de soya. Se utiliza tanto para la elaboración de un aceite comestible de apreciable valor nutritivo (más que el de palma) como para preparar “tortas” o harinas para alimentos balanceados empleados en la alimentación de pollos y otros animales. La palma africana, originaria del África, es otra rica fuente de aceites, parte de ellos utilizados en la alimentación humana. Se ha aclimatado muy bien en la costa ecuatoriana y estamos exportando alguna cantidad.
Sin perder de vista las limitaciones de orden ecológico, el país debe fomentar la producción de soya, por lo menos para el consumo humano y animal y quizá en lo futuro para la exportación o elaboración de diésel.
La palma africana, en cambio, requiere de varios años, para producir sus frutos así como de inversiones mucho más altas que para producir soya.