Debate. Intelectuales ecuatorianos analizan la gestión de esta nueva entidad, que dirige el poeta esmeraldeño Antonio Preciado Bedoya.

En un rótulo de papel pegado en una puerta de vidrio se lee ‘Ministerio de Cultura’. Se ubica al costado izquierdo de la puerta de ingreso al edificio de la Agencia de Garantía de Depósitos (AGD), en la avenida República de El Salvador y Portugal (norte de la ciudad).

Una sala de espera –con tres sillones y una mesa central– acoge a los visitantes. Al fondo, y tras caminar unos 20 metros, un afiche en quichua, que anuncia el Raymi 2007, da la bienvenida al pequeño despacho del titular del ramo, Antonio Preciado Bedoya.  No tiene computadora. Un escritorio, un teléfono, varios documentos y un archivero son sus elementos para laborar. Se nota que la oficina y las estaciones de trabajo de sus pocos colaboradores no son funcionales. Una de las primeras  acciones de Preciado ha sido gestionar la adquisición de un edificio propio, que aún está en trámite.

Publicidad

El 15 de enero pasado, mediante el decreto ejecutivo Nº 5, el presidente de la República, Rafael Correa, creó ese despacho para “promover y estimular la cultura, la creación y la formación artística y la investigación científica”.

Preciado (Esmeraldas, 1941), poeta y catedrático, dice que la cultura tiene un carácter transversal y totalizador. “No hay nada, ningún acto humano que no esté permeado por la cultura”, manifiesta convencido.  Y anuncia la convocatoria, en los próximos días, a un gran diálogo nacional, bajo el lema: “Dales la palabra al pueblo, que la genera; a los intelectuales, que la interpretan;  y a los artistas, que la hacen florecer, para juntos elaborar el Plan Nacional de Cultura”. Con las propuestas se definirá, anota, si el plan es piloto, quinquenal o decenal.

El escritor  Jorge Enrique Adoum ve positiva la propuesta, mientras que el también escritor Iván Carvajal califica de inútil a la convocatoria. Hay un problema con este gobierno, sostiene; carece de definiciones políticas claras, en todos los ámbitos, excepto el económico, cuando tendría que hacer un planteamiento como corresponde a los gobernantes, dice.

Publicidad

Marco Antonio Rodríguez, presidente de la Casa de la Cultura Ecuatoriana matriz (CCE),  da la bienvenida al debate, porque el intercambio de opiniones  enriquece. El poeta e historiador Ángel Emilio Hidalgo y el investigador cultural Carlos Calderón Chico creen que un proyecto de Plan Nacional de Cultura  debió ser hecho antes de la creación ministerial.

Calderón mencionó que en el gobierno de Gustavo Noboa  ya se elaboró un documento sobre la realidad cultural, que podría servir de base para el diálogo.

Publicidad

Lo sustancial para el escritor Javier Ponce es el apoyo a los creadores de cultura, cualquiera sea su origen.

Ante las críticas, Preciado reitera que lo mejor es pedir el pronunciamiento de los actores culturales, “porque si decimos ‘las líneas son estas’, entonces nos dirán que somos impositivos, es una dictadura, una estatización de la cultura”, aclara.

OBJETIVOS
Carvajal  afirma que la creación del Ministerio   es más una especie de juego de imagen para el inicio del actual gobierno que una real perspectiva de trabajo cultural.

Hidalgo y Calderón Chico opinan que sí era necesaria la constitución del Ministerio, pero que fue muy apresurada. Ponce opina  que más acertado habría sido fortalecer el Consejo Nacional de Cultura para que confluyan todas las políticas del área. Rodríguez señala que la cultura está por encima de todos los quehaceres humanos, incluido el de la política.

Publicidad

Eduardo Kingman, profesor de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), considera que no existe reflexión sobre cuáles son los problemas culturales del país, y cómo diseñar políticas que motiven la creación de campos culturales. Para el Ministro, su despacho debe articular las políticas culturales, que no serán arbitrarias ni intervencionistas.

Indica que cada institución conservará su carácter autonómico, pero sí tendrán la obligación de transparentar sus programas y la medición de sus efectos.  Ponce se pregunta qué va a pasar con la Casa de la Cultura, con los programas culturales municipales o con el Instituto de Patrimonio Cultural.

Preciado responde que esas instituciones son autónomas y continuarán siendo así. “Se habla de una coexistencia con delimitación de ámbitos”, agrega, y de crear veedurías de observatorio cultural.

Rodríguez está seguro de que el Ministerio de Cultura será conducido sobre líneas diferentes a las que persigue la institución que dirige, para “que no haya duplicación o triplicación de esfuerzos”. Hidalgo sugiere que el Ministerio de Cultura trabaje  junto con los   de Relaciones Exteriores, para poner a funcionar las agregadurías  culturales de la Cancillería; y con el de Educación, como base del desarrollo.

Preciado,  quien fue delegado del Ecuador ante la Unesco en el gobierno de Lucio Gutiérrez, espera que la Asamblea Nacional Constituyente dé permanencia al Ministerio de Cultura y  elimine algunos nudos legales, para que su accionar sea fructífero.  “Vamos a ser suscitadores, dinamizadores, respecto de la creación y de la difusión  de las distintas vertientes del arte”, sostiene el ministro.

TEXTUALES: Opiniones

Jorge Enrique Adoum
Poeta

“En Ecuador, y en todas partes, la cultura se desarrolla maravillosamente a cargo del pueblo, y se desarrolla a pesar de y no gracias al apoyo  gubernamental”.

Iván Carvajal
Poeta

“El diálogo es una reiterada manera en el Ecuador de justificar funcionarios que  finalmente no terminan haciendo sino un resumen, una síntesis inútil de declaraciones líricas”.