Incertidumbre del escritor frente al papel en blanco. Incertidumbre del ecuatoriano frente al país en blanco.
¿Cuál es el tema dominante de la semana? Ninguno. ¿Cuál es el objetivo coyuntural del país? Ninguno. Los medios de comunicación no tenemos noticias. Es necesario crearlas y “hacerlas durar” unos días.
El país es un viejo archivo en el que se guardan los folios inútiles que tratan los pormenores de los conflictos no resueltos. Para que solo permanezca el papel en blanco. Un amigo que llegó a gerente del Banco Central hace décadas me contaba que al posesionarse del cargo se encontró con un cajón en el que su antecesor archivaba en orden los temas calientes, para evitarse el tener que resolverlos. El funcionario salió con su hoja de vida, naturalmente, en blanco.
Hoy tenemos algunos conflictos archivándose, solamente a modo de ejemplo.
Tenemos un ministro de Gobierno en el archivo. Ya ocurrió hace cerca de dos décadas, cuando la tozudez de León Febres-Cordero provocó que el destituido ministro de Gobierno, Luis Robles Plaza, se quedara en el cargo en rebeldía con el Congreso, paseándose por los corredores sin arte ni parte, hasta que un día se cansó de estar archivado y se fue a su casa. Hoy, en el archivo, Alfredo Castillo ordena consultas virtuales mientras otros ejercen la política.
Tenemos un juicio petrolero en archivo, contra la Oxy, y un archivador que está desperdiciando sus destrezas fungiendo de ministro de Energía. ¿Lo guardan para una mejor ocasión? ¿Hasta que pase la negociación del TLC? ¿Hasta que se acabe el interinato de Palacio?
Estamos quemando tiempo y neuronas con un proyecto supuestamente de reactivación productiva que, muy posiblemente, acabará con sus artículos que provocan urticaria al sistema financiero, archivado. Mientras tanto, ya ocupamos el tiempo de los burócratas internacionales, provocamos alertas en el FMI, debe haber subido esa entelequia que llaman “riesgo país” y contaremos con un poco más de la también llamada “inseguridad jurídica”. ¿Para qué? Para el archivo.
Pocas cosas hay más patéticas que escuchar o leer una supuesta “rendición de cuentas” de un diputado en el que relata con pormenores todos los proyectos de ley “vitales” para el futuro del país que presentó en su mandato... y que se archivaron.
Cuánta energía pusimos en debatir la reforma política, solamente para engrosar los folios del archivo. ¿Pero de cuál archivo? ¿Lo encontraremos?
¿O existe también un comedido incinerador de archivos? ¿O hay alguien encargado de resucitar los temas cuando ha pasado la tormenta y es posible manipularlos?
Ya no sé realmente si todo esto es una vieja pesadilla. O es el país que queremos. El país posible como dice un eslogan por allí. El país concebido como un viejo archivo de todas las causas, de todos los futuros.