Cuenta la tradición, que antes de que Buda dejara la tierra decidió reunir a todos los animales que habitaban en ella para manifestar su última voluntad. Sorpresivamente, solo 12 de ellos lograron llegar a su destino por lo que en recompensa a su esfuerzo y fidelidad, Buda decidió regalarle un año a cada uno de ellos de acuerdo al orden en que llegaron.
Se dice que es a partir de ello, que cada año del calendario lunar chino pasó a ser representado por la imagen de uno de estos animales, los cuales se repiten en ciclos de 12 años. La rata ocupa el primer lugar, seguido por el buey, tigre, conejo, dragón, serpiente, caballo, oveja, mono, gallo, perro y finalmente el cerdo. De acuerdo a esta creencia, cada año mantiene las características del animal que lo representa y toda persona se ve directamente influenciada por la personalidad, virtudes y defectos propios del animal del año de su nacimiento.
Este pasado domingo 29 de enero, marcó el inicio del año del perro. De acuerdo a la tradición china, estos años se caracterizan por ser años de estabilidad y consensos a pesar de que la historia de China en varios de ellos demuestra lo contrario. Años del perro pertenecientes al siglo pasado incluyen 1910, 1922, 1934, 1946, 1958, 1970, 1982, 1994.
Debido a los cambios gigantescos que ha vivido China en el último siglo, cada año del perro ha llegado con un escenario absolutamente distinto. El de 1910 vio el aparecimiento de un partido nacionalista que pronto logró la caída del último emperador y la culminación de más de 2.000 años de gobierno del imperio; 1922 vivió el aparecimiento de un partido comunista que comenzó a organizar huelgas y revueltas que fueron reprimidas con violencia a lo largo de ese año. El de 1934 fue uno de los años de lucha contra la invasión japonesa que se inició con la conquista de Japón a Manchuria en 1931.
El de 1946 vio el final de la ocupación japonesa, pero atestiguó el inicio de la guerra civil entre seguidores del partido comunista y nacionalista, el cual terminó con la expulsión de los nacionalistas a la isla de Taiwán y la fundación de la República Popular China en 1949. El de 1958 transcurrió durante la campaña antiderechista iniciada por Mao Zedong contra intelectuales y miembros del partido que criticaban al régimen. El de 1970 vio la época más oscura de la historia china, cuando Mao inició el periodo catalogado como “la revolución cultural”, la cual buscaba consolidar su poder y exterminar todos sus enemigos. El de 1982 es recibido por una China reformada con deseos de apertura y crecimiento económico a partir del liderazgo de Deng Xiaoping. Mientras que el de 1994 fue parte de la presidencia de Jiang Zeming con un Estado sólido, con más de 10% de crecimiento anual promedio.
Qué depara este nuevo año del perro para el futuro de China… Las previsiones son bastante optimistas y quizás este sí sea el año del perro lleno de estabilidad y consensos del cual habla la tradición. Lo que resulta evidente es que un pueblo que se ha mantenido unido y ha alcanzado un índice de desarrollo estable, a pesar de haber sufrido tantos conflictos y crisis internas en menos de un siglo, deja un buen ejemplo y varias lecciones para gente que duda sobre las posibilidades de desarrollo de un país ante circunstancias internas poco favorables.
Ojalá el perro contagie estabilidad también en nuestro territorio y el gobierno entrante logre esa estabilidad que la tradición china le augura y que nos hace tanta falta. Ojalá que en estas elecciones los “presidenciables” contribuyan para alcanzarla y no terminen como procesos electorales pasados... un grupo de perros rabiosos tratando de morderse unos a otros. Sin intercambiar ideas... solo ladrando.
*Empresario guayaquileño