El señor Gines, funcionario del IESS, al responder los cuestionamientos de los periodistas ha dicho que los afiliados deben “resolver sus problemas”.

Las quejas son muchas. Algunos afiliados no han podido retirar sus fondos de reserva porque según el IESS tienen mora en créditos, al menos eso es lo que dice el papel que el Banco recibió de parte de la entidad aseguradora. Cuando el afiliado reclama en el Seguro, le dicen que efectivamente, no tiene deuda alguna, mientras en el Banco insisten en que ellos no lo han inventado, que eso es lo que la institución que debe pagar les señala.

Otros, no han podido cobrar porque en el IESS dicen que tiene la cédula duplicada, sin que nadie les explique bien, qué significa esto.

No faltan los que han recibido como respuesta que su apellido aparece escrito de manera diferente a la cédula.

Las colas son largas y el descontento crece.

Lo extraño es, que según la prensa, el señor Gines, funcionario del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social, al responder los cuestionamientos de los periodistas ha dicho que los afiliados deben “resolver sus problemas”.

Y es extraño, porque los problemas no son de los afiliados, son del Seguro. No son los afiliados los que manejan el sistema informático de la entidad, no son los afiliados los que escriben los apellidos de manera equivocada, no son los afiliados los que registran créditos que no tienen. Así que, en lugar de pedirles a ellos que “resuelvan sus problemas” deberían pedirles disculpas y ofrecerles aclarar su caso en el menor tiempo posible y hacerlo.

Mucho se discutió si era conveniente o no devolver los fondos de reserva, los expertos no estaban de acuerdo y los que no lo somos no lo sabemos, pero lo que sí sabemos todos es que esto ha servido para poner de manifiesto, una vez más, la incapacidad administrativa y de servicio del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social, a tal punto que exaspera a los afiliados, muchos de los cuales a pesar de reconocer en teoría la ventaja de que exista, y haberse opuesto siempre a la privatización, empiezan a pensar que cualquier alternativa es preferible.

Decir que los afiliados deben resolver “su” problema es, simplemente, una provocación.