Nuestro Presidente nos garantiza que, terminado el drama de la Corte Suprema de Justicia, los poderes Ejecutivo y Legislativo atenderán con amor de patria y en bien, también, de la mayoría de ecuatorianos, el problema del TLC. Este tratado es uno de los elementos de esa geopolítica, diseñada por economistas neoliberales, escogidos por el Banco Mundial y por el Fondo Monetario Internacional. Esa política, aprobada en Washington en inicios de la década de los ochenta, lleva el nombre de ‘Consenso de Washington’. Consiste en diez medidas íntimamente trabadas, que nos han ido entregando en dosis; la sexta medida es la liberación del comercio. Las otras son: disciplina fiscal, reorientación del gasto público, reforma impositiva, liberalización financiera, tipos de cambio unificados y competitivos, apertura a la inversión extranjera, privatizaciones, desregulación de la economía, seguridad de los derechos de propiedad. Es necesario conocer el contenido de cada una para dar respuestas, en lo posible claras, a las siguientes preguntas:

1. Estamos ante un tejido, preparado por los que tienen poder económico y lo tienen con mentalidad neoliberal, darwinista, según la cual los débiles de la especie deben desaparecer.

¿Banco Mundial y FMI habrán preparado este plan bellamente empacado, pensando equitativamente en nuestro bien?

2. ¿Por qué los poderosos se oponen, sutil o brutalmente, a la integración latinoamericana? Tienen como cómplices nuestra tendencia a aislarnos y los halagos. Recordemos la brutal oposición a la integración centroamericana: personas de secretos publicados afirman que la CIA preparó la guerra del fútbol entre El Salvador y Honduras, para destruir el naciente mercado.

3. ¿No es la integración más sensata y al alcance de los pobres, y también necesaria, mientras nos preparamos? ¿Integrarnos entre cercanos para competir con un gigante? ¿O queremos ser absorbidos?

4. ¿Es democrático, honesto, respetuoso dar al pueblo solo migajas de verdad? ¿Tienen o no tienen los ciudadanos derecho de conocer lo positivo y lo negativo de este tratado? Obispos de Bolivia, Perú, Colombia y Ecuador, invitados por obispos estadounidenses, nos entrevistamos con senadores y representantes de ese grande país. Supe en Washington que las negociaciones se hacen a puerta cerrada. Se sabe poco. El mismo texto de negociación está escrito en inglés; recientemente se han hecho traducciones, para que entienda también el simple mortal. No se puede decir que el pueblo es inteligente solo cuando se pide su voto; el pueblo no entiende las diversas corrientes de la ciencia económica, pero sí distingue por experiencia las consecuencias en su vida de las diversas políticas económicas. Hay que tomarse el tiempo para hacerle conocer con serena objetividad lo que ganamos, lo que perdemos, quiénes ganan, quiénes pierden. Cuáles son las compensaciones, si las hay.

5. ¿Podremos subsistir en un mundo competitivo, si no nos educamos integralmente, para trabajar más, mejor y con menor precio, pero en beneficio de todos? Una educación oficial, feudo de un partido, ha hundido a los pobres en la incapacidad de competir. La educación necesita más dinero; pero mucho más necesita libertad y ética de servicio.