Yo sí decía, ¿de dónde le vendrá a Lucio tanta sabiduría? Hasta que por El Comercio descubrí: ha sido masón.

Ahora me explico todo. Verán: los masones son, ante todo, un grupo muy unido. Por eso forman una hermandad. Y Lucio supo captar la esencia masónica y privilegió esa hermandad: a una hermana le nombró cónsul en Buenos Aires, a otra le colocó en el Banco del Estado, a otra le tiene de jefa del Palacio. Y a su hermano diputado le encargó Petroecuador. ¡Qué hermano! ¡Y con el Villa, qué cuñado! ¡Y con el Borbúa, qué primo! Un gran miembro de la familia masónica resultó el Lucio.

Lo maravilloso es que le bastó pisar la logia para entender de lo que se trataba la masonería. Y entonces sus compañeros, viendo que en la práctica se había revelado como un hermano ejemplar, inmediatamente le ascendieron a maestro.

Ustedes me preguntarán: ¿qué ventajas tiene que Lucio sea masón? Y yo les responderé que muchas porque, en primer lugar, para ser admitido en la masonería una persona tiene que ser íntegra. Entonces, los masones deben haberle hecho a Lucio un minucioso examen para demostrar su integridad, que está intacta. Nada le falta. A veces parece que no ve, pero sí ha sabido ver. A veces también parece que no oye, pero sí ha sabido oír. A veces parece que es medio mudo, pero no ha sido: ha sido mudo completo. Por lo demás, tiene brazos, piernas, ternos Gucci, corbatas. Totalmente íntegro está, según el pensamiento masónico.

También para ser masón es necesario que el hombre no tenga tacha. Y Lucio ha resultado intachable. Los malos nomás le tachan de mentiroso, de nepotístico, de traidor, de corrupto, pero como los masones no son malos sino bien buenos, no creen en esas tachas.

Y el último requisito es que sea un hombre de palabra. Ahí sí acertaron los masones, porque, ¡qué palabra la de Lucio! Jamás una contradicción, jamás un desmentido. Todo lo que dice, hace. Y todo lo que no dice, también hace. Y después deshace, porque lo que vale es su palabra y con ella dice que no dijo lo que dijo, para después hacer lo que no dijo.

También el masón tiene que ser exacto, como el compás. Y Lucio, para qué también, sí es. A todo llega exactamente una hora más tarde. ¡Qué exacto que es en atrasarse! ¡Nunca falla! Y, como el compás, gira de los Pachakutik a los socialcristianos sin inmutarse. Bien compás es el Lucio, francamente.

Además, un masón debe ser recto, como la escuadra. Y el Lucio no solo que parece escuadra, sino paralelepípedo rectangular, que para los masones es mucho mejor.

Elé. Está nomás de que renuncie a la presidencia y se dedique a la logia, donde los masones están felices de tenerlo por lo mucho que les enseña ese maestro ejemplar.