Sus manos que se movían como alas ya no están con nosotros hace cuatro años. Tito Puente y la magia que nos regaló  y que por  más de 60 años hizo bailar a tanto mundo se fue para otro lado; mas, su recuerdo es una realidad inapelable que muchos bailadores no se atreven a negar y ni siquiera a cuestionar.

Mayo pasó como una exhalación y se llevó los días lejos. Con el mes también se fue la fecha de la muerte de Tito Puente, el 30. Pero su música sigue intacta, presente y viva, y el recuerdo del Rey del Timbal y alguna vez del mambo no se borrará jamás.

Este hombre de manos prodigiosas y talento excepcional, vivió 77 años. Nació en Nueva York el 20 de abril de 1923 y su padre, Ernest Anthony Puente, que era capataz de una fábrica de hojas de afeitar, lo bautizó con su mismo nombre.

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Su madre, Ercilia Puente, solía llamarlo Ernestito, por lo cual se le llegó a conocer como Tito. Ella fue quien lo inscribió en clases de piano a los 7 años. Luego estudiaría batería antes de pasarse a los timbales. Entre 1945 y 1947 estudió de dirección, orquestación y teoría musical en la academia Juilliard de Nueva York, donde se graduó.

En el libro de Steven Loza Tito Puente and the making of latin music publicado en 1999 por la Universidad de Illinois de Estados Unidos, y traducido al español como Recordando a Tito Puente el Rey del Timbal, por Amalia Laverde, en edición de Random House del 2000, se cuenta sobre él.

Grabó salsa y jazz. Nadie lo superó en el mambo, a pesar de su inmensa rivalidad con el puertorriqueño Tito Rodríguez, con el que compartió escenario en 1946 en la orquesta de José Curbelo.

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Pero a Tito Puente todos le acreditan el mérito de haber introducido el timbal y el vibráfono en la música afro-cubana. También tocó el conjunto de tambores e instrumentos de percusión, las congas, la clave, el piano y ocasionalmente el saxofón y el clarinete.

La leyenda da para todo, y en esa mezcla de fantasía y realidad que siempre rodea a los grandes, se cuenta que antes de dedicarse a tocar música se metió primero al baile. En 1935, junto a su hermana Anna, integró la agrupación Las Estrellas del Futuro, una organización artística de su comunidad y donde por su habilidad para bailar lo premiaron en cuatro ocasiones.

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Inicios tempranos
A los 13, Tito ya estaba trabajando como baterista y ganó su primer dólar con el legendario pianista, Noro Morales. En 1941, luego de dajar a Morales, Machito que también tenía su orquesta,  contrató a Puente inmediatamente después de una prueba. En la Segunda Guerra Mundial fue reclutado por la Marina de los Estados Unidos. Allí sirvió tres años en el Pacífico a bordo de un portaaviones y recibió una medalla por enfrentarse al enemigo en nueve batallas.

Cuando volvió encontró una ley que obligaba a los patrones a recontratar a los empleados que retornaban de la guerra. Tito fue a ver a Machito, su último patrón. Sin embargo, Machito le dijo que Uba Nieto (el timbalero en ese momento) tenía cinco niños que alimentar, y si se le daba de regreso su trabajo Uba se rompería la cabeza con un tubo de plomo.

En 1948 Tito Puente forma su primera agrupación compuesta por diez miembros: The Picadilly Boys. Comenzaba entonces una nueva era musical que, con el tiempo, habría de ser masivamente reconocida como una de las máximas aportaciones de la cultura hispana a la comunidad estadounidense.

En 1949 presenta el álbum Abaniquito y luego atacó con Babarabatiri (1951). Su disco de 1957 Dance Manía Vol 1, fue presentado por el diario The New York Times como un punto culminante en la locura de los estadounidenses por el mambo y su atracción hacia los ritmos afrocaribeños.

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Rey exitoso
Ya en 1956 es reconocido y coronado como Rey de la Música Latina por Bobby Quintero en el Manhattan Center, después de derrotar al famoso músico cubano Pérez Prado, considerado en ese tiempo como Rey del Mambo, en un concurso en el que el público votaba por sus orquestas favoritas.

Para 1963 presenta El Rey Bravo de donde se desprende el tremendo éxito Oye cómo va, que luego haría muy popular el mexicano Carlos Santana en el álbum Abraxas donde también introdujo el tema Para los rumberos, que Tito grabó por primera vez en 1956.

Tan importante era considerado Puente que en 1969, el alcalde de la ciudad de Nueva York de ese entonces, John V. Lindsay proclama el 18 de agosto de 1969 como el Día de Tito Puente, y le otorga el Medallón de Bronce y recibe las llaves de la ciudad.

La orquesta de Puente era tan popular, que los admiradores a la caza de souvenirs lo acechaban en cada ciudad. En Filadelfia, la ropa de Tito fue literalmente arrancada de su espalda. En conciertos en teatros, los admiradores bailaban frenéticamente en los pasillos y brincaban al escenario.

Tocó al lado de todos los grandes maestros del jazz de una cierta época: Dizzy Gillespie, Dexter Gordon, Lionel Hampton; además participó en algunas jam session de las inolvidables orquestas de Count Basie y Duke Ellington.

En 1979, Tito Puente ganó el primero de sus cinco Grammys en vida, con un disco de homenaje a uno de los grandes de la música cubana de todos los tiempos, Benny Moré. En la década de los 80 conseguiría varios más para sus LP’s On Broadway y Mambo diablo. 

Decía él que era un bendecido porque había nacido con el ritmo por dentro. Un día se le ocurrió la idea de sacar los timbales del fondo de la banda y los colocó al frente, tocándolos de pie.

“Frente a la banda uno tiene que ser un showman”, dijo cierta vez. “Antes yo era estrictamente un músico con una cara larga y de espaldas al público. Ahora soy un showman, vendiendo lo que hago, dándole buena onda a la gente”.

Luego de su muerte, acontecida en Nueva York después de 17 horas de una operación de corazón abierto, el pueblo latino se quedó sin lágrimas. Celia Cruz, su compañera de aventuras musicales, expresó cuando este  falleció: “Nos conocimos en La Habana, en 1952, y desde entonces fuimos como hermanos. Luego, cuando llegué a Nueva York, lo dio todo por mí y me catapultó a la fama”.

Cabecita de algodón, le llamaba cariñosamente Celia Cruz, por su cabello rizado y cano. Durante más de dos décadas recorrieron el mundo con el legendario Fania All Stars. “Hoy es un día muy triste para todos, el alma de la música latina ha muerto”, sentenció la guarachera cuando el Harlem hispano se tiñó de luto por la muerte de su vecino más ilustre.

Dos de sus discos
Tito Puente and his Concert Orchestra
Presentado en 1972 por el sello Tico contiene temas que abarcan diferentes estilos como latin pop, latin jazz, mambo y jazz cubano. Tiene diez temas entre los que se cuentan Mambo Diablo, Last tango in Paris, Black brother, Matacumbe,  Prepárate para bañarte y Picadillo, uno de sus primeros y grandes éxitos que Tito compuso en 1949.
      
Oye Como Va: The Dance Collection
Editado en 1982 y  relanzado en 1996 por la disquera Concord Jazz, contiene una acertada elección de mambos, guajiras y  cha-cha-chá; destacan  Mambo King, Mambo Gallego, Chang, Ode to Cachao, Machito Forever, Picadillo a lo Puente, Delirio, Oye como va, Ran Kan Kan y El Rey del Timbal.