Argentina y otros países altamente endeudados no pueden eludir el pago de su deuda con la excusa de que necesitan cuidar el gasto social, dijeron ayer el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM).

Además, el FMI se mostró cauteloso ante un pedido de varios países latinoamericanos, liderados por Brasil y Argentina, que quieren una mayor flexibilidad del organismo con la manera en que calcula el superávit fiscal.

Eso permitiría a los gobiernos y las empresas estatales invertir más en caminos, puentes y puertos sin exceder las metas fiscales acordadas con el FMI.

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En conferencias de prensa separadas, tanto la directora gerenta en funciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), Anne Krueger, como el presidente del Banco Mundial, James Wolfensohn, instaron a Argentina para que llegue a un pronto acuerdo con sus acreedores.

Gobierno se niega
El presidente argentino, Néstor Kirchner, se ha negado a aumentar su meta de superávit fiscal tal como piden el FMI y sus acreedores, argumentando que eso le quitaría recursos para programas sociales y amenazaría la recuperación económica del país.

Argentina creció 8,7% el año pasado, recuperándose de la fuerte caída que experimentó en el 2002, cuando el país devaluó su moneda e incumplió con sus obligaciones.