“Cuando los presos nos capturaron estábamos desarmados, pero por versiones de otros internos supimos que aquellos tenían armas”, relató ayer el guía Eddie Paladines, quien permaneció como rehén en el ex penal desde el 4 al 13 de abril.

Recordó que todo el tiempo estuvieron encerrados en una celda. “Al principio teníamos contacto con el exterior, luego nos tuvieron incomunicados”,  manifestó.

La celda donde los encerraron era del Pabellón C (del ex penal). “Allí no había violencia, pero escuchábamos problemas en otros pabellones. Al principio los presos nos dieron de comer, después nos suspendieron la alimentación y nuestros familiares debieron atendernos”, sostuvo.

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“Nos sacaban de las celdas, como escudos humanos, cuando suponían que llegaba la Policía. Entonces nos amenazaban, nos amarraban a tanques de gas y decían que iban a hacerlos explosionar. ¡Cómo no íbamos a estar asustados!”, exclamó. Paladines cree que los guías no podrán controlar el ex penal. “Las cárceles están destruidas. Ahora tengo descanso, pero el próximo lunes volveré a mi trabajo”, acotó.