La gripe común y la influenza AH1N1 son enfermedades infecciosas virales, altamente contagiosas.

La diferencia está en el virus que hay detrás de la enfermedad. La velocidad de un estornudo está entre 50 y 70 km/h y la saliva, así como los gérmenes que viajan en ella,  puede llegar a cubrir un área de hasta siete metros. De ahí la importancia de cubrirnos la boca al momento de toser o estornudar.

Aunque las vías respiratorias son el principal medio de contagio, un estudio sugirió que la entrada transocular también puede ocurrir.

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Sin embargo, en la mayoría de los casos, el cuadro sintomático de ambas patologías es muy similar: tos, estornudos, dolor de garganta y cabeza, congestión, mucosidad y molestias musculares. Entonces, ¿cómo podemos diferenciarlas? Una de las claves está en la fiebre.

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La gripe suele ser una enfermedad mucho más postrante e invalidante que un resfriado común. El cuadro de los síntomas es mucho más exagerado, especialmente en la fiebre.

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El periodo de incubación de la gripe es de uno a cuatro días, desde que se entra en contacto con el virus hasta que aparecen los síntomas.

La doctora Johanna Macero, directora técnica del Hospital de Infectología de Guayaquil, explica que se tratan de procesos respiratorios en el vías respiratorias altas y hace hincapié en la higiene de las manos. “Deben tener mucho cuidado con el lavado de manos porque fácilmente nos podemos contagiar. El desinfectante de alcohol gel es una forma de prevenir un posible contagio”, señaló la experta.

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Añadió que en esta época invernal los más vulnerables son las personas de la tercera edad y quienes sufren enfermedades crónicas u oncológicas. La gripe puede producir complicaciones graves en pacientes de riesgo, como neumonías. (F)