Todo empezó en 1965. Las tortugas gigantes nativas de la isla Pinzón (Chelonoidis ephippium), en Galápagos, luego de sufrir por años depredación de especies introducidas y la caza indiscriminada del hombre (piratas y balleneros) estaban al borde de la extinción.Un grupo de investigadores de la Fundación Charles Darwin logró rescatar y llevar al centro de cuidados Fausto Llerena, en Santa Cruz, la isla más grande del archipiélago, a un grupo de quelonios de esta especie y tratar de reproducirlos en cautiverio.Durante los años siguientes, el programa fue ampliado para incluir varias poblaciones amenazadas de otras islas como Española, Santiago, San Cristóbal e Isabela.La Dirección del Parque Nacional Galápagos (DPNG) toma la posta, en 1968, con planes de manejo y protección, ?control y erradicación de especies introducidas, ?cría en cautiverio ?de especies de tortugas en peligro ?y ?repatriación de ejemplares jóvenes a ?sus islas de origen.En 1989 empezó la construcción del centro de crianza Arnaldo Tupiza en Puerto Villamil, en la isla Isabela, y comenzó a operar en 1994. Allí ?se reproducen ?las especies ?de tortugas? gigantes ?de los volcanes Sierra Negra y Cerro Azul?, ubicados en el sur de la isla.Luego, en 2004, inauguró el centro Jacinto Gordillo ubicado en San Cristóbal y donde, en 2005, comenzó el programa de reproducción en cautiverio con especies propias de la zona.Desde 1965 hasta la actualidad (52 años) la DPNG, con su plan de reproducción y cría en cautiverio en sus tres centros, ha logrado repatriar a 7.299 tortugas gigantes a sus islas de origen, según Danny Rueda, director de ecosistemas del Parque Nacional Galápagos.El especialista sostiene que el éxito del programa se debe a la planificación: “Gran parte del trabajo de reproducción y crianza se lleva a cabo desde el centro de Santa Cruz, donde se manejan las tortugas endémicas de la isla (Chelonoidis nigrita), pero también de Santiago (Chelonoidis darwini), Pinzón y de Española (Chelonoidis hoodensis). En cambio, en San Cristóbal se trabaja con la Chelonoidis chathamensis , que es propia de la isla, y en el centro de Isabela con dos (Chelonoidis vicina y Chelonoidis guntheri)”.El éxito reproductivo de los incubadores en cautiverio estaría entre el 70 y 75%, según Rueda. El resto de huevos no eclosionan porque son infértiles, se dañaron al reposicionarlos o se quebraron.En estado natural el éxito de los nidos no llegaría al 30%. “La eclosión natural es muy compleja debido a especies invasoras, sobre todo cerdos salvajes, burros, ganado, cabras, que aplastan los huevos, y a la depredación de ratas y hormigas, que se los comen en los nidos bajo la tierra o se comen los galapaguitos cuando recién nacen ya que son muy frágiles de pequeños”, indica Rueda.Uno de los resultados que muestra el acierto del programa es que a principios del 2015 se conoció que después de cien años nacieron tortugas en estado natural en la isla Pinzón. Eso se logró gracias a un plan de erradicación de ratas negras entre 2012 y 2014 emprendido por la DPNG y luego a un programa cuidadoso de repoblamiento.“Hasta el año pasado llevamos a esa isla 1.007 tortugas endémicas criadas en cautiverio y en el último censo que realizamos logramos contar más de 600 especímenes, es decir, el éxito de sobrevivencia está en 60 o 65%. A esto se suma que ya se están reproduciendo de forma natural en la zona, es un gran logro”, asegura Rueda.Según Washington Tapia, miembro de la ONG Galápagos Conservancy y quien apoya en varias investigaciones a la DPNG, otro de los indicadores que alientan a los programas de crianza son los obtenidos en la isla Española. “En 1965 apenas quedaban dos hembras y dos machos en esa isla. Se rescató a esos ejemplares y se trajo a otro macho del zoológico de San Diego, en Estados Unidos. Con estos especímenes se trabajó y hasta el momento se ha logrado repatriar a más de dos mil ejemplares a la Española. Ahora hay una población establecida de más de mil tortugas que se reproduce naturalmente allí. (...). En promedio tenemos una tasa de sobrevivencia del 54% lo cual es alto en comparación con otros programas de reproducción y crianza en el mundo, donde esta tasa en individuos repatriados es del 10%”, dice.Aunque se recolectan los huevos en cautiverio, técnicos de la DPNG también ubican, monitorean y protegen nidos en estado natural para asegurar el nacimiento de las tortugas, pero también extraen huevos y los llevan a los centros.El plan de reproducción verifica el número de ejemplares. Por eso, Rueda afirma que se evaluará la población en San Cristóbal para saber si continúan ayudando en su crianza ya que la cantidad de tortugas es estable (cerca de 7.000). (I)<strong>Procedimiento<br /> Cautiverio</strong><strong>Longitud</strong><br /> Las tortugas nacidas en los centros de reproducción son liberadas al cumplir cinco años, cuando el caparazón tiene 23 centímetros de largo y pueden protegerse.<strong>Anidación</strong><br /> En cautiverio, los huevos pasan en incubadoras cuatro meses. Al nacer las tortugas son trasladadas a una caja oscura para simular condiciones naturales del nido.