Las ciudades que ofrecen buena calidad de vida no solo deben tener sistemas de servicios básicos, mobiliario urbano práctico y niveles de polución controlados, sino brindar a sus habitantes espacios verdes.

Esas zonas son claves para mejorar la salud de la población, ya que actúan como pulmones que renuevan el aire polucionado. Sin embargo, la acelerada y descontrolada expansión urbana, especialmente en países en vías de desarrollo, complica la construcción de esos espacios.

Para intentar cambiar esta realidad en Ecuador, la bióloga quiteña Liliana Jaramillo impulsa una investigación que se centra en identificar y catalogar las especies nativas que se adaptan mejor a los entornos urbanos y que son resilientes al cambio climático.

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El estudio, que ganó el premio de la Organización de Naciones Unidas Jóvenes Campeones de la Tierra, el pasado 26 de noviembre, y que recibió un capital semilla de $ 15.000, propone, en su fase de experimentación, la siembra de plantas nativas como cedrón (Aloysia citriodora), uvilla (Physalis peruviana) y chocho de páramo (Lupinus alopecuroides) en las terrazas de edificios del norte y sur de Quito.

Jaramillo asegura que actualmente existe poca información sobre la tolerancia de estas especies a la contaminación ambiental en la capital: “Vamos a registrar cuáles son las más aptas para su uso en la ciudad y en techos verdes... Las plantas nativas se han adaptado a las condiciones climáticas específicas que brinda la geografía de cada lugar, por ello su uso puede generar espacios verdes exitosos y funcionales donde exista un mayor desempeño de las plantas. Si se hace una selección específica y adecuada, es posible tener espacios verdes de bajo mantenimiento y reducido uso de agua, generando beneficios económicos y ecológicos”.

La especialista dice que las plantas nativas resistirían pestes y enfermedades lo que es una ventaja ante especies exóticas. Además, el estudio “es un esfuerzo para rescatar y evitar la desaparición de muchas especies que se está dando por el mismo proceso de urbanización que en Quito deja a muchas plantas relegadas a quebradas, laderas o terrenos baldíos. También buscamos disminuir el uso de plantas exóticas dentro de la ciudad, ya que estas amenazan a los ecosistemas naturales aledaños a la urbe”, dice.

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Según la bióloga Jennifer Suárez, los techos verdes tienen varios beneficios y son una excelente respuesta para luchar contra las consecuencias del cambio climático. “Estos espacios tienen la capacidad de absorber una parte del agua de lluvia, reduciendo así el volumen que va al sistema de alcantarillado...”, sostiene la especialista.

Con esto concuerda Jaramillo y agrega que las terrazas verdes también podrían reducir inundaciones. “Mientras más se implementen, menor será la vulnerabilidad de la ciudad a inundaciones por precipitaciones. Además, generan un enfriamiento eficiente en los edificios, reduciendo el uso del aire acondicionado. También ayudan a disminuir la isla de calor urbana, que es un efecto en el que se incrementa la temperatura dentro de una ciudad debido a que los materiales de construcción absorben el calor y lo liberan muy lentamente”, explica.

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En países europeos (como Francia, Suiza o Alemania), estos sistemas han sido aplicados desde los años ochenta y han conseguido grandes resultados como la reducción de dióxido de carbono, mejorando la calidad del aire, afirma Jaramillo.

En cambio, Suárez indica que “existen estudios científicos internacionales que prueban que los espacios verdes incrementan la percepción, atención y concentración de las personas, ayudan a la salud mental y disminuyen el estrés”.

Aparte del premio económico, Jaramillo recibirá capacitaciones personalizadas en el ámbito de las comunicaciones, planificación de proyectos, gestión financiera y un curso intensivo de una semana sobre emprendimiento que se realizará en el continente europeo.

Además asistirá, como invitada, a la Asamblea General de las Naciones Unidas, que tendrá lugar en Nueva York, Estados Unidos, en septiembre del próximo año. (I)

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La planificación urbana es esencial para el desarrollo sustentable de las ciudades (...), pero es necesario que se reconozca, dentro de esta planificación, la importancia de los espacios verdes.Liliana Jaramillo, bióloga