Desde muy temprana edad, Miguel Ángel Villalona Calero quiso ser médico. Esto se reafirmó con una fuerte impresión que recibió a los 11 años en su salón de clases del séptimo grado en el colegio Loyola, en su natal Santo Domingo, República Dominicana. Vio a un compañero enfermo de un tipo de cáncer a los huesos llamado osteosarcoma, a quien le habían cortado un brazo. La afección se extendió a los pulmones y murió.