Leer era el pasatiempo favorito de Diego, hasta que descargó la aplicación Pokémon Go en su teléfono. Entonces, cambió los libros por su celular y ahora, mientras espera que se imprima su tarea, mira constantemente su dispositivo.

Al igual que Diego, otras personas también se sienten atraídos por este videojuego, que recaudó 200 millones de dólares en un mes, según la campaña de análisis de datos a gran escala Sensor Tower. “La mezcla de la realidad y lo virtual nos divierte y nos permite sentirnos campeones”, expresa Gabriel Torres, de 23 años, fan de Pokémon Go.

Las aplicaciones adictivas son las que activan la zona reptil del cerebro, la más primitiva, el mecanismo de recompensa básico que tienen los seres humanos, explica Carlos González, psicólogo especializado en videojuegos.

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“Si algo te hace sentir bien cuando lo haces y cuando recuerdas que lo hiciste, te animas a volver a hacerlo”, señala González.

Al jugar se activa la parte dormida del cerebro, provocando que genere dopamina, la cual causa un estado de satisfacción en la persona, añade el especialista.

Farmville, Candy Crush y Mario Bross también se hicieron virales debido a la aceptación que tenían en los jóvenes. Según la revista de negocios Forbes, el mundo virtual es popular porque crea tendencias para sus usuarios.

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El francés Guenael Labois, ingeniero en desarrollo de tecnologías de la agencia tecnológica H4o-Studio, aclara que al crear una aplicación la idea es generar un objetivo a largo plazo, que no se quede en un solo nivel. “Los jóvenes buscan algo que los haga sentir que evolucionan, por eso juegos como Pokémon Go se vuelven virales”, añade.

Dentro de la innovación de las apps están las que vinculan la tecnología con el aprendizaje académico. Un ejemplo fue Preguntados, una trivia de conocimientos de cultura general que migró de Facebook a los dispositivos móviles.

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La pedagoga Elizabeth Ortiz señala que cuando no existe un equilibrio entre la diversión y la enseñanza se afecta la dinámica de estudio. “Demasiada tecnología hace que pierdan la capacidad de análisis. Sería importante que se amolde la tecnología a la enseñanza y se creen foros sobre este tema con los estudiantes”, sostiene Ortiz para innovar la educación.(I)