Las vitaminas son indispensables para los procesos metabólicos del cuerpo, pero el consumo de estos suplementos sin prescripción médica, en ciertos casos, puede, incluso, provocar la muerte.
Ese riesgo fatal se corre, por ejemplo, al tomar, sin la orden de un galeno, vitamina B1 que puede derivar en arritmias cardiacas, insuficiencia renal o convulsiones.
Jacqueline Calderón, médica especialista en nutrición infantil, indica que hay dos tipos de vitaminas: las liposolubles que se disuelven en grasas y aceites como la A, D, E y K; y las hidrosolubles que son el complejo B y la C, las cuales se disuelven en agua.
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El exceso de vitaminas en el organismo se denomina hipervitaminosis, explica Calderón, quien agrega que el consumo elevado de vitamina A ocasiona descamación de piel, aumento en el tamaño de ciertos órganos como bazo y riñones, dolor de cabeza y de articulaciones.
En cambio, la insuficiencia renal, nerviosismo o falta de apetito son las consecuencias del abuso en el consumo de vitamina D.
La especialista detalla que la vitamina E no parece causar hipervitaminosis, pero se han observado casos de fatiga, dermatitis, acné o dilatación de los vasos sanguíneos. Mientras el exceso de vitamina K produce anemia hemolítica y coloración amarillenta en lactantes.
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La vitamina C, que se la consume especialmente en épocas de cambios de clima, también debe ser suministrada bajo la recomendación de algún médico, ya que el exceso puede provocar molestias gastrointestinales, diarrea o cálculos renales, refiere Calderón.
La dosis diaria recomendada para adultos es de 500 mg y para niños de 100 mg, siempre y cuando el galeno la recete.
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La médica nutrióloga Margarita Salcedo comenta que no está de acuerdo en que las vitaminas sean de venta libre, todas deben ser recomendadas por un especialista. Explica que en el caso de los niños, ingerirlas representa un mayor riesgo, ya que ellos están con todos sus sistemas en formación. “A partir de los 4 meses es recomendable darles vitamina A, D, C, en gotero y hierro en forma de sulfato ferroso. A un recién nacido no se le da vitaminas”, dice Salcedo y agrega que las vitaminas compuestas (las que tienen minerales) se las receta a partir del año.
Añade que las vitaminas sí son necesarias en pacientes con cáncer, VIH, adultos mayores, pacientes con ingesta alimenticia no adecuada o quienes sufren de estrés. “Una persona bien alimentada no necesita complementos vitamínicos”.