Los dos lagos más grandes del Caribe, el Enriquillo (República Dominicana) y el Azuei (Haití), han visto descender su salinidad y han experimentado una rápida elevación en los últimos 10 años de 11,5 y 5 metros, respectivamente, que ha causado fuertes inundaciones en las tierras fértiles que los rodean y el desplazamiento de pobladores.