En el taller de los Hermanos Daud, unos veinte trabajadores meten en el horno bandejas con barazek, unas galletas de pistacho y sésamo. En Damasco el oficio de pastelero revive después de años de privaciones.
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En el taller de los Hermanos Daud, unos veinte trabajadores meten en el horno bandejas con barazek, unas galletas de pistacho y sésamo.
En el taller de los Hermanos Daud, unos veinte trabajadores meten en el horno bandejas con barazek, unas galletas de pistacho y sésamo. En Damasco el oficio de pastelero revive después de años de privaciones.
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El nonagenario, que vive en Estados Unidos, guardó monedas, de varias épocas, en un jarrón -tarro- de vidrio. Esa fue su alcancía.
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