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No es una utopía. Es la modesta visión de una sociedad trabajadora, pacífica y decente. La misma que soñaron los fundadores de nuestras repúblicas.
Aunque generan entusiasmo inicial, los populistas dejan polarización, crisis y un deterioro institucional difícil de revertir.
Con diálogo y tolerancia, con instituciones y leyes, con libertad y responsabilidad, la vida se humaniza.
El Congreso rechazó en mayo la realización del referendo en una votación que el mandatario izquierdista denuncia como fraudulenta.
Esto jamás se ha dado en ese gran país, y es una confirmación más de lo que puede ser “Populismo made in the USA”.
La democracia es la convivencia pacífica de los que piensan distinto y no la imposición a minorías de lo que piensan las mayorías.
Desesperado el político, buscará algo que distraiga para conseguir votos y polarizar a la población indecisa.
(...) sea de derecha o izquierda, el populismo acaba destruyendo las... instituciones democráticas que le facilitan el acceso al poder.
Los gobiernos pospopulistas se ven obligados a reestructurar las administraciones públicas...
La forma en la que ejercen el poder se basa en la polarización y división de la población para radicalizar sus políticas.
¿La “ciudadanía” permite cerrar los ojos o mirar a otra parte? ¿Es legítimo tolerar la mentira política?
Muchos daños ha causado el populismo. El principal, transformar el engaño en sistema y la mentira en método.
Una lectura sobre las elecciones argentinas.
¿Qué hacer? Un shock liberal que rompa esos arreglos perversos que no son solo de los políticos, sino a su alrededor.
Esta ola de activismo y política transnacional fue muy bien aprovechada por quienes adhieren a proyectos autoritarios, iliberales, incluso antidemocráticos.
La otra alternativa es conocida para Argentina. A un presidente radical o intransigente, se le enfrentará el Congreso y habrá choque de poderes.
Armémonos y hagamos una revolución contra nosotros y nuestra terrorífica ecpatía (antónimo de la empatía)...
La tendencia política en el Ecuador se evidenciará en las elecciones presidenciales del próximo domingo 20 de agosto.
AMLO ha encontrado entonces la fórmula de “marcar agenda”. Pero la suya, la propagandística, es el paraíso para el poder.
(...) dejó prácticamente sin efecto el principio que otorga el monopolio de la fuerza al Estado.