A inicios del 2024 Meta anunció que ocultaría de sus redes sociales de Instagram y Facebook contenido que considera inapropiado y llega a adolescentes, incluidos posteos sobre suicidio. El tema del suicidio resulta incómodo en segmentos distintos, más allá de que la prevención debe ser una materia de tratamiento obligatorio para la sociedad y los gobiernos.
En Ecuador el suicidio fue la tercera causa de muerte tanto en niños y adolescentes de 5 a 17 años, como en jóvenes de 18 a 29 años, en 2023. En ambos casos solo fue superado por siniestros de tránsito y homicidios. No hay diferencia con el resto del mundo y en general cada año 727.000 personas se quitan la vida y muchas más lo intentan, según datos publicados en marzo pasado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esto debe ser motivo suficiente para reforzar acciones que eviten estas tragedias sociales.
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La coyuntura de los países los lleva a priorizar sus crisis más urgentes o los problemas de los que habla la mayoría en encuestas: pobreza, desempleo, inseguridad, falta de servicios, salud... En cada uno de ellos, un potencial suicida puede encontrar un motivo, pues el 73 % de los suicidios ocurren en países de ingresos bajos y medianos, anota la OMS.
Cada 10 de septiembre se conmemora el Día Mundial de la Prevención del Suicidio, mas la problemática es tan grave que se la incluyó como uno de los indicadores de los objetivos de desarrollo sostenible de las Naciones Unidas (el único relativo a la salud mental), el Programa General de Trabajo de la OMS y el Plan de Acción Integral sobre Salud Mental 2013-2030.
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El miércoles 24 de septiembre, este Diario publicó un reportaje en el que constan señales proporcionadas por especialistas y cómo tratarlas, pero la prevención va más allá, es un asunto de Estado.
Programas para evitar el suicidio y tratar la salud mental o crisis emocionales requieren de un trabajo transversal de las carteras de Estado, de recursos y participación profesional en la que se sumen academia y sociedad. (O)