La influencia de la tecnología en el mundo sigue creciendo y, por ende, surgen nuevas preguntas que causan incertidumbre. Por eso, 29 países (incluyendo potencias como EE. UU. y China, así como Brasil y Chile) firmaron la primera declaración mundial sobre los riesgos de la inteligencia artificial (IA) en una cumbre sobre su auge.
La llamada Declaración de Bletchley para un desarrollo “seguro” de la inteligencia artificial es, según el primer ministro de Reino Unido, Rishi Sunak, el “comienzo de un nuevo esfuerzo mundial para aumentar la confianza del público en la IA, garantizando que sea segura”.
Si bien este documento no marca una intención de crear una legislación mundial, es el inicio de un camino a seguir mientras poco a poco se van identificando las oportunidades y problemas de la implementación de la IA en varios campos de la vida humana. Las IA generativas -que pueden producir texto, sonidos o imágenes en cuestión de segundos- han evolucionado exponencialmente e incluso para los siguientes meses se esperan nuevas mejoras. Esto conlleva grandes esperanzas para el campo de la medicina y la educación, pero también podrían desestabilizar las sociedades, permitir la fabricación de armas o eludir el control humano, según especialistas y gobiernos.
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Hace poco tiempo varios de los “padres fundadores” de esta tecnología, como Yoshua Bengio o Geoffrey Hinton, abogaron por “la elaboración y la ratificación de un tratado internacional sobre la IA”, para reducir los riesgos “potencialmente catastróficos que los sistemas avanzados hacen pesar sobre la humanidad”.
En los pasados meses ya se han presentado casos que han afectado incluso la privacidad de menores de edad mediante el uso de IA, por lo que una regulación de los alcances es importante para que esta tecnología no sea usada de maneras incorrectas y continúe siendo un mar de oportunidades para la humanidad. Esto, sabiendo que el avance de la IA es indetenible, pero se debe ser responsable para evitar más problemas al mundo. (O)