Los 300 millones de dólares que recibió recientemente Ecuador del Banco Mundial para financiar proyectos productivos tienen un destino definido y vinculado a un tema que preocupa a los ambientalistas: el calentamiento global.

El monto está destinado al Proyecto de Promoción del Acceso a la Financiación con fines productivos para las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) y procesos productivos con un componente de mitigación o adaptación al clima, según anunció la Corporación Financiera Nacional (CFN).

Es un aliciente que organismos internacionales en coordinación con la representación financiera local se preocupen de conectar la productividad con las prácticas limpias tan necesarias para el planeta.

Publicidad

No hay discusión respecto a la obligatoriedad de mejorar las condiciones de producción y de comportamiento de las personas para no seguir agrediendo a la naturaleza.

No haber sido más responsables con la huella ecológica está mostrando sus efectos en todo el mundo. En la vida cotidiana, acciones como no eliminar el uso de plásticos o disminuirlo, botar basura a las alcantarillas, dejar desechos a orillas de ríos o el mar pasan factura en forma de inundaciones cuando hay fuertes lluvias.

Deslaves, ríos desbordados, altas temperaturas, granizo en zonas donde nunca antes se vio son eventos que Ecuador está palpando. Por ello, a nivel doméstico, empresarial y gubernamental es necesario que se considere mejorar las prácticas de producción, consumo y desarrollo de vida.

Publicidad

En ese contexto, para los créditos que se proponen se pueden incluir proyectos de uso o producción de energías limpias, transporte limpio, gestión sostenible de residuos, así como productos o estructuras ecoeficientes.

La banca privada también oferta préstamos verdes, por fortuna, una categoría creciente. Impulsar desde los diferentes sectores una producción responsable con el ambiente hará que se tenga que lamentar menos catástrofes naturales. (O)