Dentro de quince días los ecuatorianos irán a las urnas para escoger entre Luisa González y Daniel Noboa a quien completará el periodo presidencial para el que fue elegido Guillermo Lasso y que termina por efecto de la muerte cruzada decretada por el aún mandatario. En medio de una crisis política y social quienes se someten a la votación popular, dentro de dos semanas, asumen un reto histórico.
Cuando el Ecuador atraviesa su peor crisis de inseguridad es invaluable que los actores políticos asuman un compromiso sin precedentes: trabajar en una misma dirección, el bien de los ecuatorianos. Que se establezca la promesa de respaldar las iniciativas en búsqueda de controlar al crimen organizado, la seguridad económica, empleo y desarrollo de políticas sociales.
Debate presidencial de segunda vuelta electoral en Ecuador
La tecnología se ha convertido en una herramienta que deja ver poco probable ese escenario, pues a través de las redes sociales se han desencadenado hilos de descrédito y ataque.
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La campaña sucia, acusaciones sin bases, informaciones falsas y participación de bots son también corrupción política. Esta obstaculiza las posibilidades futuras de acuerdos y compromisos, por lo que sería positivo que las dos tendencias frenen prácticas indeseables.
Con el riesgo de pecar de ilusos planteamos a los seguidores y estrategas que hagan una tregua de ataques y se permita a los candidatos que hoy van al debate llenar este espacio de propuestas, argumentos y explicaciones de lo que harían en año y medio si son elegidos.
Ecuador requiere que se deje de lado el odio, las mentiras, la demagogia. Es momento de actuar.
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Los ciudadanos, con seguridad, analizarán a cada postulante más allá de los posicionamientos mal intencionados que puedan difundirse en redes sociales. Es un derecho pensar que podemos tener una política más sana, madura, con real intención de servir y pueden demostrarlo desde la misma campaña, liberándola de la corrupción de las mentiras y la desinformación. (O)