En las producciones informativas del Gobierno Nacional, bajo el macrotítulo ‘El Nuevo Ecuador’, una de salud se denomina ‘Ecuador saludable, voy por ti’, que se inicia con el artículo 32 de la Constitución, en el cual se expresa “La salud es un derecho que garantiza el Estado, cuya realización se vincula al ejercicio de otros derechos, entre ellos el derecho al agua, la alimentación, la educación, la cultura física, el trabajo, la seguridad social, los ambientes sanos y otros que sustentan el buen vivir. (…). La prestación de los servicios de salud se regirá por los principios de equidad, universalidad, solidaridad, interculturalidad, calidad, eficiencia, eficacia, precaución y bioética, con enfoque de género y generacional”. En los artículos 36 y 37 de la Constitución, se señala que los adultos mayores –65 años en adelante– deberán recibir atención gratuita y especializada de salud, así como acceso gratuito a medicinas; en el artículo 47, similar condición y tratamiento para personas con discapacidad; mientras que en el artículo 50 se garantiza a toda persona que sufra de enfermedades catastróficas o de alta complejidad el derecho a la atención especializada y gratuita en todos los niveles, de manera oportuna y preferente.
Las condiciones de calidad, eficiencia, eficacia, oportuna y preferente marcan el compromiso de la salud que está entre lo más grave incumplido por los sucesivos gobiernos. Cuando se analizan espacios de gestión de mayor corrupción podrían estar las áreas de salud, en cuanto a provisión de equipos, insumos y medicamentos, operatividad eficiente de los equipos, citas médicas, asignación de camas y derivación de pacientes, pagos por provisión de servicios y bienes, auditorías tardías, glosas, vinculación y desvinculación de recursos humanos, desapariciones y hasta asesinatos.
El gobierno de Daniel Noboa debe darle contenido al mensaje de “voy por ti”, que no puede ser levantar las manos, suponer que todo tiene sobreprecio y que nada atrasado de pagar se pague, y otros “no, no y no”, porque las enfermedades y otros episodios que afectan a la salud se multiplican y demandan atención. La falta de oportunidad en salud puede significar muerte, o invalidez o agravamiento. Sin querer, el “no, no y no” puede potenciar la corrupción, porque siempre habrá quien no se allana e intente arrancar el “sí” para lo que le niegan o no lo atienden, sea sustentando su derecho, lo cual es lícito y moral, sea litigando, pero eso ya con riesgo de represalia, sea pagando –“contribuyendo” – si lo presionan para hacerlo…
Las auditorías médicas deben ser en tiempo inmediato. Las exigencias en una urgencia médica se dan en el momento. Dos, tres o más años después, señalar que en una atención solo debió proveerse un número de sueros o realizarse unos exámenes o procedimientos, resulta improcedente.
“Voy por ti” debe evidenciarse con hoja de ruta, con tiempos estrictos.
Las infracciones que sean debidamente comprobadas –no solo argumentación de sospechas–, peculado, falsas declaraciones de procedimientos o de medicamentos, exigencias de dinero y otras, de darse en materias de salud deberían sancionarse con recargo de penas en un 50 %. (O)