¿Es posible que gente de la música, el deporte, la pintura, las leyes, la ingeniería, la museografía, la historia, la educación, los negocios, la cultura y ciudadanos comunes, se junten convocados por una idea? Claro que lo es.
Es el caso de personas de esos ámbitos y otros que, en la ciudad de Cuenca, han decidido convocarse para hablar, dialogar, debatir y actuar, con el objetivo de defender el agua de las montañas que es la fuente de vida de la urbe. La concesión de una licencia ambiental para la explotación de los minerales que ahí existen, es un paso más en la ejecución de la anunciada decisión de perforar el páramo, sin compasión por los seres vivos que lo conforman, para llegar a la intervención a gran escala que, devastando inmisericordemente, extraerá los minerales y metales que requiere un modelo cultural contestado por muchos en todo el planeta, por ser devastador e insaciable.
Sabemos que las razones para oponerse a la explotación en Quimsacocha han calado profundamente en las mentes y en los espíritus de los cuencanos. También estamos claros que, en el resto del territorio nacional, nuestros argumentos no están lo suficientemente difundidos y en muchos casos se los desconoce. Para superar esa situación, el grupo que he mencionado, se ha propuesto como objetivo llegar a personas e instituciones de ciudades como Quito, Guayaquil y otras del país y del mundo, para compartir la línea argumental de nuestro discurso de resistencia que se opone a la minería en el páramo del Macizo Biósfera del Cajas, protegido por la declaratoria de la Unesco, por la Constitución de la República, por las leyes nacionales y por decisiones judiciales.
Se quiere dar a conocer a los ciudadanos ecuatorianos, nuestros queridos compatriotas, los argumentos históricos, sociológicos, ambientales, técnicos y jurídicos que sostienen la decidida posición cuencana de no permitir la explotación en ese espacio prístino que produce el agua de la cual vivimos. Además, se quiere impulsar el diálogo abierto, transparente y ético con el Gobierno para que sus argumentos se confronten con los nuestros. Necesitamos instaurar mesas de diálogo, porque de no hacerlo las consecuencias para los defensores del agua podrían ser graves y eso no le interesa a nadie.
No son clientes, son pacientes
Esta iniciativa ciudadana no tiene fines políticos partidistas, no sirve a ningún interés particular, no busca obtener provecho alguno. Es el resultado del impulso moral que invade el espíritu y la mente de personas que se sienten identificadas por el objetivo común del cuidado de la vida. Todos ellos, ciudadanos que están unidos férreamente, son personas altamente formadas, cada una en sus campos profesionales. Son inteligentes, talentosas, correctas y muy destacadas en sus respectivas áreas de acción profesional y ciudadana. Son personas respetadas socialmente porque se las considera, por su trayectoria, como ciudadanos que representan de manera fidedigna al espíritu local que es el responsable, junto con el agua, de lo que hemos construido como sociedad y cultura… la ciudad de Cuenca, a la que tanto queremos y que es el orgullo de un país entero que la siente como propia. (O)