¿Usted conoce la historia de aquel que era acusado de abigeato y se defendía: “¿Por qué ?, yo solo agarré una soga”. Los acusadores refutaban: “La soga estaba enlazada a un caballo y este era el líder de la manada: quería llevarse la manada”.

En la vida real se multiplican los casos. Puede haber maniobras intencionadas para pasar “de agache” reales intenciones, y que estas se ejecuten; y la ingenuidad cierta (o aparente) de otros que no suponen (o que se nieguen a admitir) lo que podría pasar.

Hasta en lo íntimo. “Te invito a mi suite en la playa, para nada más que entrar al mar y tomarnos unos tragos”, ¿será?

La condición de los del correato —en la Asamblea— de que no haya persecución judicial, instrumentalización de la justicia o judicialización de la política, lawfare, como un “deber ser”, para ellos es sobre lo decidido o actuado por ellos en los 14 años de correato, a fin de volverse intocables, persiguiendo tachar los informes de la Contraloría, los pronunciamientos de la Fiscalía del Estado y fallos judiciales ya firmes; así como procesos en trámite para investigación y sanción.

¿Cuál es la vía que proponen? Una “comisión de la verdad”, pero no interna de la Asamblea, que no pasaría de cruces de frases y de imputaciones, una multiplicación de excitaciones singulares y nada más, sino una “comisión internacional de la verdad”, con “personajes internacionales”, como el abogado de Julian Assange, Baltasar Garzón —quien asesoró la reforma judicial del correato, para tomarse el aparataje de justicia del Ecuador— y otros, que más que abogados son políticos, con montajes internacionales de publicidad. El primer objetivo: descalificar lo actuado por la justicia en el Ecuador e intimidar a autoridades de control, Fiscalía y jueces; y el segundo: con esa descalificación, presionar a la Sala de lo Penal de la Corte Nacional para que, por la vía del recurso extraordinario de revisión, declare inocente a Correa y a otros.

Otro hecho, que aparentemente se pasmó: el posible indulto a Glas. La Asesoría Jurídica de la Presidencia le hizo suscribir al presidente Moreno una reforma a la normativa del indulto, por la cual habría indulto por enfermedad crónica —presión alta, diabetes u otra—. Rumor a voces: que era para favorecer al exvicepresidente, con certificado de severa hipertensión. La denuncia pública llevó a revocar la reforma. Fuera de Glas, era una barbaridad la reforma, por lo genérico del concepto de enfermedad crónica, que podría extenderse a un muy elevado porcentaje de los privados de la libertad de todo nivel de peligrosidad.

Correa, el 16 de mayo del 2017, siete días antes de terminar su presidencia, otorgó indulto a Antonio Buñay, ejecutivo de Cofiec, responsable subalterno de un crédito que se le impuso dar a Gastón Duzac, enlace de la argolla del poder que pretendió armar el dinero electrónico, en un engranaje del propio correato.

El Ecuador requiere gobernabilidad sustentada en legitimidad y transparencia, con calidad de vida de los ecuatorianos. Para eso, eligió presidente a Guillermo Lasso, con una votación no ideológica de derecha, en la segunda vuelta. (O)