Inteligencia es el producto de un proceso cíclico de orientación, búsqueda, recopilación y análisis de información relativa a presiones y antagonismos que se transforman en amenazas para la supervivencia del Estado u organización; para que funcione debe existir un servicio de inteligencia estructurado en el nivel político, estratégico, operacional y táctico.

Una amenaza obligatoriamente debe cumplir la condición real de afectar la existencia o estabilidad del Estado. Hay amenazas externas, que podría ser otros Estados con objetivos políticos de expansión territorial para incorporar recursos naturales, también, de organizaciones internacionales armadas criminales o no; y, amenazas internas como la subversión, rebelión, sedición, delincuencia organizada o narcotráfico.

La inteligencia en el nivel político es la encargada de identificar una amenaza, es responsabilidad del Poder Ejecutivo y los otros poderes del Estado establecer el objetivo político para neutralizarla o eliminarla.

Si la amenaza es contra la seguridad del Estado, las fuerzas de seguridad deben cumplir el objetivo impuesto, para ello tienen como ejemplo una inteligencia militar profesional, con estructura jerárquica y disciplinada, sus niveles son:

Inteligencia estratégica, cuya responsabilidad es fijar exactamente la amenaza y definir la probabilidad de sus acciones, es tarea del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas.

La inteligencia operacional recibe la directriz estratégica del Comando Conjunto y debe realizar el mismo proceso, pero en el teatro de operaciones terrestre, marítimo, aéreo o zona de defensa conjunta.

La inteligencia táctica sigue el mismo proceso subordinada a la inteligencia operacional, pero en un área específica asignada para su acción.

El servicio de inteligencia del nivel político no puede ser una estructura improvisada, de persecución política o de la opinión pública, peor una herramienta para cometer un crimen de Estado, porque se transforma en una amenaza. Algunos casos históricos cuya matriz no se puede seguir: Robespierre el Incorruptible usó la guillotina a gran escala contra la monarquía, los contrarrevolucionarios, al final fue ejecutado en la máquina; la KGB de Stalin y las purgas (asesinatos); las SS de Hitler y sus listas de exterminio; el G2 de Castro y ejecuciones del Che; el Sebin de Chávez-Maduro y las víctimas por oposición política.

Caso Ecuador: el Servicio Nacional de Inteligencia (SNAI) de Correa, creado para persecución de opositores y hasta secuestro de políticos, es larga la lista de vidas afectadas; el expresidente Moreno cambió el nombre a Centro de Inteligencia Estratégica (CIES); el actual gobierno habla de reestructurar, ojalá no mantenga a los mismos camaleones-topos que sirvieron y son gratos a sus anteriores jefes.

El país necesita un servicio de inteligencia a nivel político estructurado, profesional, jerárquico y disciplinado que identifique las amenazas a la supervivencia del Estado y que no se transforme en amenaza. Las Fuerzas Armadas tienen un sistema de inteligencia institucional y profesional en los niveles estratégico, operacional y táctico. (O)