Una nueva cepa izquierdista-populista llega al poder en América Latina, con el exguerrillero Petro en Colombia, el líder de la rebelión estudiantil Boric en Chile y el campirano marxista Castillo en Perú. Lula aventaja a Bolsonaro 46 % - 30 % para las presidenciales brasileñas en octubre. Con AMLO en México, Fernández en Argentina y Maduro en Venezuela, las siete economías más grandes de América Latina estarán gobernadas por presidentes de marcado izquierdismo. La octava economía es Ecuador, y somos la excepción.

Los de la izquierda llegan al poder cuando a los gobernantes que reemplazan les tocó enfrentar la pandemia, decretar cuarentenas y no satisficieron las expectativas. Los candidatos de la cepa rosa ofrecen todos cambios trascendentes para mejorar cualitativamente la calidad de vida del pueblo. Petro promete superar las desigualdades sociales vía mayor gasto público social y aumento de los ingresos tributarios. Boric, que se posesionó en marzo, ofreció fortalecer el Estado, aumentar el gasto fiscal y la carga tributaria, reformar el sistema de pensiones, el de salud y a la justicia,  entre otras cosas.

Esas grandes expectativas rápidamente dan paso a profundas decepciones. Boric ganó la Presidencia con 56 %, pero su aprobación ha caído a 34 %. La de Castillo, posesionado hace un año, está en 19 %. La tarea de estos gobernantes se complica con un entorno internacional adverso.

Todos quieren aumentar el gasto público, pero los efectos combinados de la pandemia, el estímulo fiscal para combatirla y la guerra de Ucrania, que encarece ciertos productos básicos, han avivado la inflación. En Ecuador la inflación es de solo 3,3 % y se desata un paro descomunal culpando al Gobierno por el alto costo de la vida. En México la inflación está en 7,7 %, Perú 8 %, Colombia 9 %, Chile 11,5 %, Brasil 12 %. Para combatir la inflación tienen que reducir el gasto público. Si lo aumentan, la inflación trepará más, exacerbando la angustia popular. Es la vía de Argentina (60 %) y Venezuela (151 %).

La propuesta de mejorar las condiciones de vida se ancla en un mayor crecimiento económico, lo cual no se va a dar dado el desfavorable entorno internacional. En Washington las autoridades suben la tasa de interés para combatir la inflación (8,6 %). EE. UU. entraría en recesión. La Unión Europea (8,1 %) enfrenta una situación similar. China mantiene una política de cero tolerancia al COVID-19, con ciudades con recurrentes cuarentenas, lo que frena la economía.

El menor crecimiento mundial significa debilidad en los mercados externos, y el combate contra la inflación de los bancos centrales de EE. UU. y Europa encarece el crédito, por lo tanto habrá menos inversión privada. Lo que se suma a la reticencia de los privados a invertir con gobiernos de izquierda populista y cuando se anuncian mayores impuestos a las empresas.

El Banco Mundial estima que el crecimiento de América Latina, que en 2021 fue de 6,7 %, caería a 2,5 % este año y a 1,9 % en 2023, para recuperase levemente a 2,4 % en 2024.

Se desvanece rápido la nube rosada en la que llegan los flamantes presidentes. Decepcionarán a sus electores. Ecuador, beneficiado de un petróleo alto y un entorno de políticas favorables a la inversión, se perfilaba como la excepción. Hasta que irrumpió la Conaie. (O)