¿Cuál es el comienzo de todo? ¿Cómo nació el universo? Los humanos siempre hemos querido conocer el origen primordial de este espacio donde habitamos. Sin embargo, paradójicamente, para responder la pregunta más importante de todas los humanos habitualmente nos hemos refugiado en las mentiras conocidas como mitos de la creación.

Por suerte, desde hace algunos siglos esto ha empezado a cambiar gracias a la ciencia. Cada vez más los humanos se refugian menos en mentiras y más en realidades. Así, por ejemplo, la observación del cosmos nos ha permitido responder la pregunta sobre el origen del universo. Actualmente, existe evidencia abundante de que el universo nació en una titánica explosión conocida como el Big Bang, que sucedió hace 13,8 billones de años.

Pero ¿qué pasó en esos momentos y cómo llegamos de eso hasta lo que tenemos ahora? La ciencia también nos ha acercado a esa respuesta, principalmente, a través de observaciones de telescopios cada vez más poderosos. La última de estas observaciones la ha realizado el ya famoso telescopio James Webb (JWST, por sus siglas en inglés).

Este telescopio nos ha llevado lo más cerca que hemos podido llegar al momento de la creación.

Este telescopio nos ha llevado lo más cerca que hemos podido llegar al momento de la creación. Su primera fotografía nos enseña una galaxia que está a más de 13 billones de años en el pasado. Sí, leyeron bien. Hemos visto cómo estaba una galaxia hace 13 billones de años. Esto es lo más cerca que hemos estado al momento primordial del Big Bang. Y esto lo hemos observado, no imaginado.

Pero, se preguntarán, ¿cómo es posible observar algo que ya sucedió; ver algo que ya no está; viajar al pasado? Como lo expliqué en un artículo anterior, los telescopios son siempre máquinas del tiempo. Esto es así, porque la luz viaja a una velocidad constante, entonces, mientras más lejos está un objeto, más tiempo se demora la luz en llegar a nuestros ojos. La coincidencia que la velocidad de la luz sea limitada y que el universo esté eternamente en expansión nos asegura una permanente ventana al pasado. Mientras el universo se expanda –como lo ha venido haciendo exponencialmente desde siempre, según el descubrimiento de Hubble– la luz tomará tiempo en llegar a su destino, en una lucha perenne, y sin éxito, por alcanzar los confines del universo.

Nuestra ventana al pasado ha sido explotada, una vez más, por la ciencia. La primera foto del JWST lleva este fenómeno a su máxima expresión despedazando el récord anterior del telescopio Hubble con su Extreme Deep Field-XDF. Pero lo más emocionante es que este récord durará muy poco. En los próximos meses el JWST empezará a profundizar su mirada en el pasado, acercándonos cada vez más al momento real de la creación.

El JWST penetrará su mirada en los mitos creacionales, rozando la creación. Quién sabe, quizás, sus observaciones nos expliquen con realidades lo que Miguel Ángel quiso describir en aquel espacio diminuto entre el dedo de Dios y el dedo del hombre, majestuosamente representado en su mítica y monumental chispa divina. (O)