Domingo por la tarde, me apresto a escribir esta columna, que da vueltas en mi cabeza hace días. Sin embargo, todo se trastoca. Un amigo fue secuestrado ayer al anochecer. Ninguna noticia todavía. Su esposa y sus hijos lo esperan. El silencio y la zozobra hacen la espera más angustiosa. La imaginación vuela.

Así es la vida de miles de personas en este país sumido en la inseguridad y el miedo. ¿Cómo hacer frente, cómo sonreír, asumir la esperanza como bandera?

El resto de noticias tampoco son halagüeñas. A pesar de la euforia de la Selección y su actuación en el Mundial, a pesar del orgullo que devuelven esos jóvenes a un país entero.

Las preguntas que nos hacemos son siempre similares, los diagnósticos y recomendaciones requieren hechos. Para cambiar una realidad que nos oprime. No solo presos, confiscación de armas, de drogas, que está muy bien. No solo recursos para la Policía, que buena falta le hace. Además de equipar bien a quienes deben cuidarnos hace falta invertir en educación, en salud y en empleo en los barrios.

En la Zona 8, varias organizaciones, instituciones gubernamentales, el Municipio, la academia, organismos de cooperación internacional, el sector empresarial comienzan a construir propuestas juntos.

... está claro que juntos avanzamos mejor que cada uno aislado, queriendo ser reconocido.

Son un equipo humano vinculado a organizaciones de la sociedad civil, que trabajan en el noroeste de Guayaquil, en ámbitos relacionados con derechos humanos, salud, educación inclusiva, emprendimiento, género y medioambiente. Articulados a la Red del Noroeste y a la Mesa Regional de Cooperación de Guayas buscan establecer acciones coordinadas entre las instituciones que incidan en la participación del sector público y privado para mejorar la calidad de vida a través del fortalecimiento de las comunidades más vulnerables del noroeste de la ciudad de Guayaquil.

Es una excelente noticia. Primero realizaron un diagnóstico comunitario de cómo se percibe la inseguridad en el sector y a partir de allí están construyendo propuestas basadas en las necesidades sentidas en los sectores, que tienen deserción escolar por miedo y las condiciones precarias en que la educación formal se realiza.

Ponen su contingente, sus recursos y sus capacidades para comenzar a dar soluciones a aquello que el Gobierno solo no logra poner en marcha. Tanto es verdad que todos debemos movilizarnos para gestionar procesos que permitan a los niños y jóvenes estudiar, prepararse para futuros empleos, aprender a pensar cuestionando certezas que hasta ahora no aportan cambios positivos y tener la posibilidad de formarse para poder trabajar sin esperar tener años de formación en carreras que luego no tienen nichos de trabajo suficientes.

Y el jueves 1 de diciembre se realiza el 4.º Encuentro de la sociedad civil que busca enfrentar los escenarios complejos derivados de la crisis que vivimos como país, con expositores de la ciudad de Medellín. Ciudad que se ha convertido en referente de cómo enfrentar la inseguridad y violencia en un proceso que sigue en marcha, pero ha logrado revertir una realidad más compleja que la nuestra. Desde diferentes espacios la sociedad comienza a tomar las riendas que le pertenecen, pues está claro que juntos avanzamos mejor que cada uno aislado, queriendo ser reconocido. (O)