Tema que despierta pasiones: ¿continuar o no la exploración y explotación minera y petrolera? Y en el caso positivo, ¿cómo utilizar esos recursos?

Duda muy válida: ¿se justifica infligir daño a la naturaleza e impacto a las comunidades aledañas para extraer esos productos? Y más: en un mundo que intenta depender menos de combustibles fósiles, ¿se justifica su explotación? Cada uno tiene su visión, pero debemos hallar un acuerdo colectivo, unos no pueden imponer su visión a otros… y ahí el desafío: ¿cómo alcanzamos una decisión que quizás no satisfaga a nadie pero sea aceptable para todos? ¿Consulta popular (con enormes limitaciones)? ¿Negociación entre Gobierno y Asamblea Nacional, electos para representarnos? ¿Diálogo más amplio entre líderes (pero ¿cómo?) o entre ciudadanos (¿cómo? peor aún)? Y también ¿cuánto debe pesar la opinión de las comunidades locales (afectadas en primera línea) frente a la opinión del resto (beneficiados)?

Algunos (¿mayoría?), entre los que me incluyo, quisiéramos el desarrollo de minería y petróleo responsable atenuando el impacto, más aún cuando el petróleo tiene un horizonte de vida limitado y debemos aprovecharlo. Eso probablemente significa no extraer todo lo que se podría, sino en ciertas áreas y bajo ciertas condiciones (cuán estrictas es parte de la discusión). ¿Existen tecnologías? Sin ser especialista en el tema, entiendo que sí, con empresas de calidad y responsabilidad mundial. Un error sería delegar a empresas estatales ecuatorianas (ejemplo, Petroecuador): no lo harían bien y destinaríamos recursos a actividades que otros las pueden hacer mejor. Nuestro rol debe ser controlar y negociar una parte justa de los réditos.

En el otro extremo, hay la discusión sobre el uso de los recursos. Primero, el objetivo sobre el cual desde hace 50 años parecemos estar de acuerdo: sembrar el petróleo (ahora también minería) para reemplazarlo en el futuro con otras actividades, quizás “más verdes”. Seamos autocríticos pero no tanto: sí hemos logrado algo, ampliando salud, educación, electrificación, etc., pero debemos hacerlo más y mejor. ¿Qué mecanismos hay? Sin duda, una parte debe quedarse en las propias zonas aledañas, ¿cuánto?, ¿cómo?, ¿para qué?, ¿quién decide?… Luego hay el camino tradicional: que los recursos vayan al Estado y (ojalá) los utilice bien, no es sano, es inevitable un enorme despilfarro (incluyendo corrupción) y genera una mentalidad de dependencia y “búsqueda de rentas”, tanta gente mirando al Estado para captar un empleo o un contrato sin importar su utilidad. Un tercer camino sería repartir un cheque de las utilidades petroleras y mineras a cada familia ecuatoriana, sería más justo (proporcionalmente los que menos tienen recibirían más) y evitaría tentaciones estatales peligrosas. Finalmente, utilizar los fondos para capitalizar el sistema de jubilaciones reformado (sin reforma no vale la pena) cuya proyección actuarial es terriblemente negativa, serían recursos de todos (petróleo/minería) para todos (jubilación)… Prefiero este último camino… ¿Otras opciones, estimado lector?… Y hay otra duda: si tomamos una decisión sensata, ¿cómo nos aseguramos de que no se la modifique, enseguida, en el camino?... ¡La vida colectiva es complicada! (O)