¿Se llegará al colapso político después del cruce de calificativos entre el presidente Lasso y quienes discrepan con él –principalmente a los que calificó como “trilogía” de la conspiración– y las tachas a la Asamblea Nacional?

Reflexiones y citas, con intento de invitar a la serenidad:

El ejercicio de la política es algo parecido al juego de ajedrez, donde el éxito no solo depende del plan de un jugador, sino también –diría que decisorio– del movimiento de fichas por el contrincante –alguien decía, “el triunfo me lo dio ‘la torpeza’ de mi contrincante”–.

Sócrates (470-399 a. C.), el gran filósofo griego, fue autor de la frase “solo sé que nada sé”, para enfrentar a los sofistas que ‘fabricaban’ sus verdades, porque sostenía que todo debía investigarse y razonarse. El poder político lo venció y lo condenó a beber cicuta como forma de ejecución. Platón (427-347 a. C.) fue su principal discípulo, y escribió sus enseñanzas; y, el principal discípulo de este fue Aristóteles (384-322 a. C.), quien fue autor de frases célebres, entre otras: “El hombre es dueño de su silencio y esclavo de sus palabras” y “El sabio no dice todo lo que piensa, pero siempre piensa todo lo que dice”.

Y no es que Aristóteles quería que la verdad se oculte y que no se puntualice lo que se debía cuestionar, sino que invitaba a definir cómo hacerlo, para que no se generen desviaciones, que alteren o minimicen problemas de fondo, confundiendo a estos en la fraseología. Una desviación inaceptable sería la impunidad.

Ni las actitudes ni las frases de los días recientes son insólitas. Ni es la primera ocasión en la historia política, ni será la última en los tiempos por venir, lo que estamos viendo y escuchando.

Se están reproduciendo intervenciones del presidente Jaime Roldós Aguilera, en cuanto a la mayoría de la Cámara Nacional de Representantes, anterior al 10 de agosto de 1980, bajo el control de los que calificó como “los patriarcas de la componenda”, en circunstancias no estrictamente similares a las actuales. Cada hecho de la historia hay que revisarlo en el entorno en que se produjo.

Veo con agrado el acuerdo del viernes 15 de octubre entre el presidente Lasso y la presidenta de la Asamblea, Guadalupe Llori, para que el proyecto único inicial se desagregue en tres proyectos, dos para lo inmediato, con el carácter de urgente, el tributario y el laboral, y uno posterior, el de un mejor marco jurídico para la inversión. No nos olvidemos de que, para el tratamiento de los proyectos, hay temas que dividen posiciones.

En lo tributario, la eliminación de exenciones y rebajas, de las que –respecto a algunas– podría haber ‘crédito tributario’ o sea devolución en instrumentos para pagos posteriores, disminuyendo la liquidez inmediata de los ciudadanos a favor de entregar los flujos al Gobierno; y, el impuesto al patrimonio, ‘por esta vez’, que después podría significar ‘otra vez’.

En lo laboral, lo que las organizaciones laborales califican de creación de formas precarias, que el PSC también cuestiona. Al que no tiene trabajo, cualquier forma contractual inicial, le irá bien. Pero, ¿después? Ahí se requiere el acierto. (O)