El devenir del reguetón, en cuanto fenómeno cultural, se puede contar a través de la historia de sus protagonistas. Mañana fue muy bonito (Netflix, 2025) es el documental que narra el ascenso de una de las voces más influyentes de la América Latina actual o, puntualmente, la conversión de Carolina Giraldo Navarro en Karol G. El tortuoso trayecto que siguió una niña de Medellín tras los pasos perdidos de Selena Quintanilla, esa la flor. El título del documental, por cierto, alude a su gira Mañana Será Bonito, la más lucrativa que jamás haya logrado una mujer latinoamericana en la música.

Karol G representa, con brillo, una suerte de esplendor en la historia del reguetón, no solo como género musical y fenómeno cultural, sino expresión ya del lenguaje literario y sus desafíos contemporáneos. Quizá el principal: la resignificación. Y es que el hecho de contar los grandes pesares, sobre todo los amorosos, reafirma el poder liberador del lenguaje para honrar la vida. Dostoievski, en Crimen y castigo, se refiere al dolor como una experiencia inevitable para las “conciencias amplias y los corazones profundos”, no con una mirada romantizadora, sino con el reconocimiento de que las almas que han sufrido hondamente son capaces del amor, hondamente. Me parece que esta es la clave para acercarnos a las letras de Karol G y, por tanto, a su éxito.

No es coincidencia que el documental muestre el abrazo, tan fraterno, que se da con Shakira tras escribir la canción TQG, en el contexto de la separación con Piqué. Y claro, es una insistencia. ¿Acaso no le dijeron a Shakira que parara de escribir letras sobre su ruptura? ¿Qué pensara en sus hijos? ¿Acaso se olvida de que la tradición de la literatura mundial tiene ilimitadas narraciones y poemas escritos por hombres y padres sobre sus rupturas? ¿Somos conscientes del doble estándar? Karol G no solo es solidaria con su compatriota e ídolo juvenil, sino que con esta y otras canciones registra la crisis del amor en nuestros tiempos, en cuanto constructo social que constituye una de las bases esenciales de las relaciones humanas y de la sociedad.

Ha quedado atrás el tiempo en el que el reguetón era una voz periférica. Cada día es un género más hegemónico. Karol G es una manifestación de su sofisticación y de la complejidad de esta industria colosal, que en su vertiente latina resiste los discursos peyorativos contra nuestro continente, encarnando la vigencia e influencia de nuestra cultura: su tour de estadios llenó, entre otros, el MetLife (en donde se jugará la final de la Copa del Mundo) y cuatro veces el mítico Santiago Bernabéu, en una de cuyas noches cantó con Amaia Montero, la exvocalista de La Oreja de Van Gogh. Para llegar a esa cima tuvo que resistir un acoso sexual a sus 16 años y tantas dificultades. Ahora tendrá que sobrevivir a la gloria y a la fama. Quizá lo haga con el español vivo y electrizante que utiliza, incluso con el spanglish que habla la comunidad latina migrante, aun en los márgenes del mundo. La Bichota da pasos fuertes y conscientes, por hombres no compite. Como la flor. Con tanto amor. (O)