Ayer celebramos el Día del Libro y un par de acontecimientos en Guayaquil se lo recordaron a la comunidad. Como somos animales festivos hay que flamear banderas y reventar cohetería para ponerles visibilidad a fechas que merecen tenerse siempre presente. Los lectores fanáticos queremos tener compañeros de esta, nuestra saludable fiebre –vale el oxímoron–, y escribimos sobre ello, andamos con un ejemplar en la cartera y nuestra idea más terrorífica es que nos sorprenda alguna espera sin material de lectura.