Hace 290 días Donald Trump fue juramentado como presidente de EE. UU. Desde entonces ha puesto en marcha una dramática transformación, desafiando los límites que en la Constitución fueron puestos para evitar la instalación de un gobierno autoritario. Ha rediseñado acuerdos comerciales, políticas de inmigración y la política exterior, así como también viene utilizando el poder de la Presidencia para atacar a las universidades, al gremio de abogados, a sus enemigos políticos y a la prensa.

La revista The Economist reporta que el índice de aprobación de Trump en este momento es de 39 %, y de desaprobación 58 %, con un 3 % de indecisos. Comparado con otros presidentes, Trump comenzó con un índice bajo, 46 %, y en estos 290 días ha descendido siete puntos. Solo 4 de cada 10 estadounidenses aprueban su desempeño como presidente.

Dentro de un año, el 3 de noviembre del 2026, se realizarán las elecciones intermedias, que se consideran un referéndum sobre la gestión de Trump durante los dos primeros años, de los cuatro que dura el mandato. En estas elecciones se reemplazarán 33 de los 100 senadores y se someterán a votación todos los 435 cargos de la cámara de representantes. En lo que corresponde a esta última, el proceso ya viene siendo contaminado con un dudoso artificio que se denomina gerrymandering, el cual consiste en rediseñar los límites de los distritos electorales para alterar los resultados. Así, por ejemplo, en 2010 el estado de Carolina del Norte consistía del 45 % de demócratas y el 55 % de republicanos, lo cual daba como resultado que de los 13 representantes que le correspondían al estado, 7 eran de un partido y 6 del otro. Dos años después, los republicanos rediseñaron los distritos electorales para que esta vez 9 republicanos y solo 4 demócratas sean elegidos.

En julio de este año Trump ordenó al gobernador republicano de Texas, Greg Abbot, rediseñar los distritos electorales para así poder ganar cinco puestos más en la cámara de representantes. El partido demócrata ha respondido amenazando con hacer lo mismo en el estado de California que ahora se encuentra bajo su control. Esta carrera por aplicar el gerrymandering desprestigia el sistema democrático, pues lejos de que el electorado escoja a las autoridades, pareciera que son las autoridades las que escogen a los electores.

Además de estas prácticas turbias, Trump ha venido coqueteando con la posibilidad de candidatizarse por tercera vez a la Presidencia en 2028. La enmienda 22 de la Constitución estipula que ninguna persona puede ser elegida más de dos veces, independientemente a si los periodos hayan sido consecutivos o no. Sin embargo, Stephen Bannon, asesor influyente de Trump, ha anunciado que hay un plan para desobedecer dicha enmienda, y afirmó que “Trump va a ser presidente el 2028, y la ciudadanía debería estarse acostumbrando a la idea”.

Desde su inauguración Trump ha venido desmontando los pilares de la democracia de su país. Las elecciones intermedias de noviembre, que podrían modular su conducta, vienen siendo invalidadas con la alteración de los distritos electorales. Pero aún más preocupantes son las maniobras para ser reelegido por tercera vez. (O)