Septiembre es el mes de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guayaquil. En esta, su undécima edición, la programación luce variada e interpela a diversos públicos. Sabemos que el marketing de las grandes editoriales o influencers se encantan por lo inmediato, lo de moda, lo pasajero y que se traduce en cifras de ventas. En este sentido, los contenidos deben reflejar un equilibrio entre lo tradicional y lo actual. Sobre todo, en privilegiar lo nuestro porque constituye la plataforma idónea para difundir libros, proyectos, testimonios e iniciativas que buscan llegar a nuevos usuarios. Hoy, más que nunca, insistimos en bucear en las líneas del pasado para reencontrarnos con nuestra identidad.
Por estas razones, la FIL tiene lugar para Marco Antonio Rodríguez, escritor quiteño, autor de la novela corta Historia de un intruso. La obra, que cumple 50 años, ocupa un lugar fundamental en el desarrollo de la nueva narrativa de los 70. La actividad contará con Sonia Manzano y el cuencano Cristóbal Zapata. En esta línea de homenajes resalta “Las lecturas que nos dejó Gilda”, una mesa para recordar a la autora guayaquileña Gilda Holst, a quien despedimos en octubre del año pasado. La crítica literaria Cecilia Vera de Gálvez, la escritora Solange Rodríguez y la académica Mónica Murga participarán en esta “Reunión” –título de uno de sus cuentos más memorables– para dialogar sobre una narrativa ingeniosa y renovadora.
Una propuesta que evidencia la diversidad y riqueza de nuestra cultura es, sin duda, “La música de múltiples raíces”, un espacio para escuchar las experiencias de grandes artistas como Schuberth Ganchozo, Ricardo Pita y Margarita Laso, en donde la fusión de instrumentos, tradición y originalidad reaviva nuestra identidad. Sabemos que la FIL acoge los debates contemporáneos y sitúa manifestaciones culturales que necesitan ser discutidas. Así, en “Nuevas generaciones, viejas preguntas: leer a los jóvenes desde el amor, la sexualidad, el género y la diversidad”, Tina Zerega y Sonia Rodríguez reflexionarán sobre las tensiones que atraviesan dichas identidades desde una mirada interdisciplinaria.
No tanto como todos los poemas nos trae el trabajo poético de Jorge Velasco Mackenzie, por labor compiladora de los escritores Marcelo Báez y Raúl Vallejo, quienes se unen a la cruzada por la memoria literaria de nuestros autores, como Mackenzie, fallecido en 2021. Y a quien vale recordar en este fragmento del cuento El dios de la ciudad que demuestra cómo la literatura siempre resuena en el presente. Ejemplifica la importancia de referirnos al legado literario e invita a combatir el quemeimportismo, con el que se renuncia a las obras nacionales en aras de la novedad extranjera. Esto es desconocer que la experiencia lectora es múltiple, que un lector debe bucear y descubrir la pluralidad de nuestras letras. Obviarlo, implica recortar el mundo a sus consumidores: “…los habitantes simplemente vivían, desinteresados de todo lo que marcaba el tiempo, que había pasado por sus vidas como una ola gris que se desvanecía sobre las calles”. Los esperamos en la FIL del 17 al 22 de septiembre en el Centro de Convenciones de Guayaquil. (O)









