Los cambios en la cúpula de FF. AA. resultan importantes en un momento crítico de repunte de la violencia, en medio del conflicto armado interno, el combate a los grupos delincuenciales organizados transnacionales, el narcotráfico, los carteles de la droga y la narco política, que obliga a la unidad nacional y la colaboración de todos los sectores, incluidos los gobiernos locales, sin posiciones politiqueras ni mezquinas de quienes tanto daño han hecho al país.
En una institución fundamental, en medio de la debilidad en la estructura del Estado, los cambios son importantes con mandos profesionales, más allá de las misiones cumplidas en esta guerra contra la delincuencia, pero lo necesario también es dar estabilidad a los mandos cuando pueden estar en la función dos años.
Uno de los grandes desafíos es tener cero tolerancia, como están actuando, con los actos irregulares de uniformados que se contaminan, tentados por el dinero y aliados irresponsablemente con estos grupos ilegales, que quedan al descubierto por acciones de inteligencia militar o contrainteligencia.
La semana pasada se hizo público la detención de 16 militares y 5 civiles como consecuencia de una investigación que tuvo origen gracias a operaciones de inteligencia militar, que arrojaron datos sensibles que revelaron filtraciones respecto a operaciones en curso en la zona fronteriza. El Ejército entregó las pruebas del caso como un acto urgente y puso en manos de la Fiscalía sobre la presunta venta de información desde una unidad militar de esa región.
Lo importante será mantener el compromiso irrestricto de transparencia, el respeto al ordenamiento jurídico y la defensa inclaudicable de los intereses nacionales. Por ello la importancia de cero tolerancia a los actos que comprometan a la seguridad del Estado y afecten al honor militar.
Lo importante también será el acompañamiento oportuno que debe dar la administración de justicia, sin complicidades ni dubitaciones, que facilitan la impunidad y el cometimiento de estos actos irregulares e incluso emiten fallos que ordenan la libertad y hasta el reintegro de malos elementos.
Es la hora de la limpieza institucional porque no se puede tolerar ninguna contaminación ni la colaboración con estos grupos irregulares al margen de la ley, que pueden configurar hasta traición a la Patria en medio de un conflicto armado. Igual decisión firme tienen que asumir la Armada y la Fuerza Aérea, en donde también se han descubierto irregularidades.
El caso de la Policía Nacional es fundamental porque tiene la misión principal de atender la seguridad ciudadana, cuidar la seguridad interna y el orden público y hoy tiene la colaboración especial de las FF. AA., cuya función principal es la defensa de la soberanía y la integridad territorial.
La depuración en la Policía tiene que ser permanente porque está en mayor contacto en el combate a los grupos delincuenciales y ha presentado más casos de contaminación y de corrupción y por ello la importancia de la transparencia y cortar oportunamente estos hechos. Hay casos que han evidenciado corrupción en todos los niveles, al punto que un general de la cúpula institucional fue sentenciado en el caso Metástasis, algo impresentable. (O)