Usemos todos los sinónimos de la RAE para describirlo: insólito, asombroso, increíble, pasmoso, sorprendente, inconcebible, extraño, atroz, horrible, reprobable, intolerable, desconcertante, incalificable… ¿Cómo es posible que al cabo de tantos años (¿cuántos?) los ciudadanos no podamos disponer de un Metro por el cual pagamos (quiteños y otros)? No lo podemos usar aunque se supone los túneles están construidos, las estaciones listas, los vagones y locomotoras disponibles. Digo se supone porque no podemos ya tener ninguna certeza.

La historia comenzó con la discusión sobre la necesidad del Metro, o si había mejores alternativas para el uso de los fondos. Expertos señalaron que era mejor potenciar las conexiones existentes, con la creación o ampliación de los ejes de transporte público hacia donde se ha extendido la ciudad: Mitad del Mundo, Calderón y Carapungo, valles de Cumbayá y Los Chillos. Otros defendían la pertinencia del Metro como un eje inicial norte/sur, pero señalaban varios defectos: secuencia de estaciones mal trazada, lugares por donde circulaba no necesariamente los más adecuados, necesidad de prolongar al norte hasta Cotocollao y al sur más allá de la Morán, había dudas sobre el paso por el Centro Histórico y más.

El debate terminó con la decisión del Municipio de emprender la obra, por un costo de casi $ 2.500 millones, mucho dinero pero en general varios expertos consideran que el costo por kilómetro es razonable (¿cierto?)… pero ¿se han corregido los defectos señalados por los expertos? Mi impresión es que no. Y es así como desde ‘hace fu…’ ya está lista la obra, pero paralizada por cambios de alcalde, problemas regulatorios, indefiniciones sobre tarifas y sobre la contratación de operadores. Además, denuncias en España sobre sobornos que habrían circulado alrededor de la obra y de la empresa contratista, lo que de ninguna manera se pueden despreciar (¿Odebrecht estuvo en el entorno?).

Hace algunas semanas el Municipio, según información de la prensa, señaló: “Recibimos los documentos para iniciar los procesos precontractuales y se realizará una convocatoria internacional para seleccionar al operador, en un modelo de gestión bajo la figura de contratación por servicios y el inicio de operaciones comerciales será el último trimestre del 2022. Los operadores ferroviarios que cuentan con esta experiencia son de Alemania, Francia, Brasil, España, Chile y Medellín. Hay 18 trenes, cada uno con 6 vagones y capacidad para 1.300 personas. Se tiene previsto que se pueda ampliar la flota y beneficiar a más de un millón de pasajeros. La tarifa será de 0,45 para el trayecto único y 0,60 la tarifa integrada con los demás subsistemas de transporte (Trolebús, Ecovía, Metro Q y buses urbanos)”.

Ojalá se haya considerado todo, incluyendo cómo se financia el pago de deuda y el subsidio si lo hubiere. No se puede olvidar el pasado, pero hay que avanzar. En economía, para tomar cualquier decisión futura, hay que olvidar los gastos hundidos, es decir, los gastos que en cualquier alternativa ya están dados. Y lo mismo sucede con las quejas: no hay que olvidarlas, pero avanzar… aunque la corrupción no se puede olvidar, debe ser absolutamente sancionada… Tomemos cuentas ciudadanas: diciembre 2022. (O)