Aunque siempre aspiremos a estar sanos, nadie está exento de enfermarse. Cuando son enfermedades crónicas comunes, como la hipertensión arterial, la diabetes o la enfermedad tiroidea, habremos de tomar conciencia de la disciplina que sus tratamientos exigen para evitar complicaciones futuras. Otras enfermedades, como las renales y las reumáticas, plantean escenarios más complejos, son progresivas y tienen un alto número de complicaciones.