Me causa una profunda consternación que no se vea la escalada bélica de Israel y la decisión de EE. UU. de sumarse con un ataque a centrales nucleares como lo que es, un atentado contra la paz internacional. No sé qué hace pensar a periodistas o líderes de opinión que hay algún elemento en toda esta embestida contra Irán de lo que en derecho y política internacional se denomina “guerra justa”. Ni había indicios de un ataque inminente de Irán a los países mencionados, ni Irán había violado las condiciones del Tratado de No-Proliferación Nuclear (TNP) del cual es firmante, tanto que los inspectores asignados por la Agencia de Energía Atómica estaban en Irán cuando ocurrió el ataque de EE. UU. Si nos remitimos a los hechos, el Gobierno iraní estaba tratando por todos los medios de seguir en la mesa de negociaciones y de restablecer una parte significativa del Acuerdo firmado con EE. UU. durante la administración de Barack Obama en 2016.

¿Por qué es tan grave el ataque del sábado 21 de junio? Porque el principio básico de convivencia entre Estados es agotar todos los medios pacíficos de solución de controversias. Y eso ni Israel ni EE. UU. estuvieron dispuestos a hacer. EE. UU. ha destruido el orden internacional basado en reglas que él mismo construyó tras la II Guerra Mundial. El presidente Trump ni siquiera cumplió su palabra de esperar 15 días, o la usa como estratagema para coaccionar a un enemigo que, a todas luces, quería buscar un arreglo negociado. Al doble estándar de aceptar sin preguntas que Israel sea una potencia nuclear, sin inspecciones y sin firmar ningún Tratado de No-Proliferación Nuclear se suma el hecho de que ha atacado a la población civil de Gaza sin consideración por los derechos humanos o el derecho internacional. Todo parece indicar que su plan es exterminar a la población palestina que queda. ¿Cómo piensa Israel vivir seguro en el futuro con este peso moral a cuestas, más aún si los líderes responsables de esta catástrofe siguen al mando?

En síntesis, el mundo es desde el sábado 21 menos seguro para todos. Las acciones de Israel y ahora EE. UU. solo crearán más inestabilidad en el mundo e incentivos nefastos para que otras potencias medias avancen programas nucleares con fines militares como medida disuasiva. Eso sin contar con que la OTAN ha decidido someterse completamente a las demandas estadounidenses de una nueva carrera armamentista sin mesura ni justificación, prometiendo gastar el 5 % del PIB en defensa hasta 2035, en países que están viviendo una desaceleración económica en algunos casos y en otros una recesión. Esta carrera armamentista solo disparará más conflictos, más inequidad y más conflictividad, especialmente en el Medio Oriente. Los que celebran el ataque a Irán, con la justificación de que es un golpe al régimen de los ayatolás, o a la población civil en Gaza con el argumento de que están escondiendo a Hamás, han perdido su humanidad y su capacidad de discriminar y diferenciar a gobernantes tiránicos de los pueblos que son víctimas de ellos. Esta discriminación es esencial para cualquier proyecto de paz futura: los pueblos israelí, palestino, iraní no pueden ser castigados por las acciones de sus gobernantes. (O)