En el Cantar de los Cantares, la mujer y el hombre describen con primor a su ser amado. “Vístanse de amor, porque es un vínculo perfecto de unión”, le dice Pablo a los Colosenses. Abelardo y Eloísa se siguieron amando con cartas hasta su muerte, después de la separación de su amor prohibido. El amor y el odio influyen más en quien lo da que en quien lo recibe. “Amor es no tener que pedir perdón, le dice ella a él en la película Historia de amor, aunque perdonar es amar.

“Por amor se han creado los hombres en la faz de la tierra”, proclama una canción. Por amor se suicidan los amantes afligidos o frustrados. Dido se mata por el viaje sin regreso de Eneas y su cuerpo se quema con el tronco del árbol que custodiaba la cueva donde yació con él. Romeo se envenena porque cree muerta a Julieta y esta viéndolo muerto se clava una daga, que juzga bienhechora. Cuando suenan las campanas de medianoche, Werther se quita la vida por el rechazo de Charlotte. Otro autor cambió la suerte asignada por Goethe a su personaje. En vano, porque el amor es así, a veces duele.

Úrsula concluyó que su hijo, el coronel Aureliano Buendía, era un hombre incapacitado para el amor. ¿Realmente estuvo privado de aquello que da sentido genuino a la existencia? ¿Puede ocurrir que las circunstancias le quiten esa capacidad? Gorki cuenta que Pavel le dice a su madre que el esposo de ella le pegaba porque era su pena la que descargaba sobre sus espaldas, la pena de vivir que le oprimía después de trabajar 30 años para la fábrica.

El cántaro se llena también de ofensas y rencor. Jasón comete infidelidad a Medea, la conmina a que se someta a la decisión de los poderosos y se atreve a invitarla a que habite la casa donde vive con su nueva mujer. “¿Qué necesidad tienes de tus hijos?”, le expresa, ya que quiere que estén con él. Medea había dado todo por Jasón. Ella enloquece y asesina a la intrusa y ¡Oh espina profunda!, también a sus vástagos, para vengarse de él. Se siente desdichada y proclama: “Mi pasión es más poderosa que mis reflexiones y ella es la mayor causante de males para los mortales”. “El dolor me libera”. Lo curioso es que Eurípides, el creador de Medea y Jasón, no los mata. Amaranta, hija de Úrsula, también aborrece, profundamente. Quería a un hombre, pero este la desdeñó porque amaba a Rebeca. Cuando ese amor se hiela, Amaranta logra atraer a aquel, mas, solo para asegurarle que nunca se casará con él. Odia a Rebeca, desea que muera primero y le teje su mortaja, pero fallece primero. Sin embargo, “su interior quedó a salvo de toda amargura”. Pensó que podía reparar una vida de mezquindad, llevando cartas de los macondianos a sus muertos.

En la vida real también el rencor corroe: una mujer dejó a sus parientes una lista de personas que no debían dejar entrar a su sepelio. ¿Se puede amar a sí mismo y a las cosas sin medida? Sí, ahí están Narciso y Midas. ¿Y a la humanidad? Claro que sí, abundan los ejemplos de los que dan sus vidas y obran por los demás. “Te quiero porque tus manos trabajan por la justicia, porque tu boca sabe gritar rebeldía, por tu llanto por el mundo”, escribe Benedetti. (O)