Es comprensible el intenso bregar por el mejoramiento del precio del banano tanto al agricultor como al país, conduele conocer que no exista equidad entre el valor de lo vendido al por menor en las cadenas de autoservicios profundizando una brecha estratosférica por la diferencia entre lo que factura el productor, la cantidad de divisas que declaran exportadores y lo que paga el importador, evidenciando un trato livianamente definido como injusto pero que en el fondo encierra el maligno poder de fuerzas que controlan el pingüe negocio. Aquí no opera el fantasioso “libre mercado” porque su figura es inexistente para los bienes agrícolas.
Pero ocurre que los movimientos reivindicatorios locales, con posiciones casi guerreras, atribuyen el desequilibrio a la voluntad omnímoda de exportadores que adquieren el producto a un importe al costado del buque o dentro de él, ambos fijados pero no observados por el Estado, especialmente el primero, mientras los verdaderos beneficiarios, comercializadores al detal y navieros, disfrutan de alzas sin el más mínimo recato al conjugar en forma falaz el verbo compartir dejando solo jirones a embarcadores, campesinos, trabajadores y a la nación.
Esta iniquidad caracteriza el mercadeo de vegetales, frutas, hortalizas, granos y otros del gran universo agropecuario, pero podría ser enderezada a través de la cooperación y acción conjunta y vigorosa de países afectados, que en el caso del banano es común entre los Estados latinoamericanos proveedores del 70 % de la demanda externa, razón para que la administración ministerial anterior, en este mismo gobierno, haya convocado a sus colegas a una reunión en Guayaquil que unánimemente acordó insistir en elevaciones acordes con los costos y sus subidas, encontrando en la Unión Europea el sitio adecuado de reclamación como paladín de la “responsabilidad compartida y debida diligencia” que es y con fuerza proclama.
Banano gana terreno con supermercados europeos en busca de un precio justo
Cobijados en normas del Viejo Continente y bajo liderazgo ecuatoriano, se conminó a compradores a reconocer los esfuerzos de cultivadores, entregadores y Estados agrarios aunque no fuesen miembros del conglomerado europeo, a aceptar elevaciones motivadas por razones exógenas como las derivadas de la invasión rusa a Ucrania, reflejada en fletes e insumos exagerados, que laceran la sostenibilidad, posición compartida por el sistema de certificación comercio justo o fair trade más una retribución de un dólar por caja, convenciendo en la mesa de negociación al más influyente comercializador alemán ALDI hasta que admitió aumentar $ 1,84 por caja, según Atrevia Bruselas, inicio de mayores conquistas acordes con las aspiraciones de productores y exportadores de la América bananera citados en Guayaquil en enero de este año.
Las energías de los gremios deberían enfocarse en alcanzar más, exigir al régimen que con la fortaleza estatal enriquezca la propuesta aun cuando haya sido formulada por un ministro anterior al actual, demostrar un real acompañamiento a los líderes locales, secundar su impulso en los foros internacionales, el fruto deberá reflejarse en el nivel de pago del banano en el territorio nacional. (O)