Chillan los colores de motos y barcas surcando las calles lodosas y el río de aguas sombrías, vibran las camisas tropicalísimas sobre pantalones negros, hierve la música en el cuerpo y son dulces las palabras que denuncian el desamor y al petrolero “rey del oro negro”. La cumbia amazónica es el gozo de la guitarra que gime y se contonea al ritmo de corazón de colibrí, son los pájaros y animales selváticos cuyas voces imitan los hermanos Sánchez y que tiñen esta cumbia de colores extraordinarios. ¿Escucharon ya a Los fabulosos Wembler’s de Iquitos, banda fundada en 1968 por un padre y sus cinco hijos, pionera de la cumbia amazónica? Su legendario tema Sonido amazónico me salvó en los largos inviernos alemanes despertando ese espíritu alegre, loco, caótico, emocional, animal y selvático que toda latina lleva dentro y que se diluye silenciosamente en esta monotonalidad.

Para celebrar medio siglo de trayectoria, los Wembler’s deseaban un video que difundiera su música e historia. Así, en 2018, el realizador Luis Chumbe Huamani empezó a buscar, infructuosamente, material de archivo: “​​Fue impresionante constatar que esta es una banda mítica, con un gran reconocimiento fuera de nuestras fronteras que en Iquitos sobrevive tocando en parrilladas, cumpleaños, bodas. Creo que estamos ante la banda grande más desconocida en el Perú.” Así nació el documental Sonido amazónico (2023) que retrata el arte de los Wembler’s íntimamente conectado a su geografía: “Yo amo mi ciudad y sus gentes, la idiosincrasia de este lugar tan extraño y carismático” afirma Chumbe sobre ese lugar en la selva del Perú cuyo nombre rima con mi propio Quito, en un país que siempre será hermano (las guerras violan sagrados vínculos humanos).

“Si no eres de Lima, eres invisible” afirma un músico entrevistado. Así es en tantos países donde las periferias, las nacionalidades indígenas son ignoradas, menospreciadas, pero explotadas como exótico señuelo turístico. De ahí el valor de un filme como este que da voz a estos grandes artistas queridos por la gente de su región, pero aislados en un mundo racista. Sus primeros productores les intentaron “quitar lo cholo” urgiéndoles a eliminar esos sonidos animales que son la magia de su música. “La historia del grupo es una historia de lucha por el reconocimiento”, explica Chumbe. Fue un mánager francés quien en 2017 trajo a los Wembler’s a Europa. Su gira del 2020 la arruinó la pandemia, como arruinó tantos sueños. Afectó además el rodaje del documental con pérdidas económicas, cambios radicales en el guion y devastadoras muertes. Uno de los Wembler’s murió de covid y asistimos al luto de sus hermanos porque Chumbe incorporó todo ello al filme, “dándole algunos tintes trágicos que minimizados por el torrente de vida, alegría y color que ellos tienen en su música, así como por la resiliencia que tienen como personas: nos adaptamos a la situación como se hace en la selva, con fe y alegría”. Con sus camisas selváticas, su música invenciblemente alegre, su estilo híbrido y fluido, la cumbia amazónica enamora, así como enamora “el color local, pero también el ritmo, el ruido y la furia de la naturaleza”. (O)