El Culex pipiens pipiens es un mosquito con una capacidad envidiable para reproducirse en materia polisapróbica, es decir, altamente contaminada. Allí, donde menos oxígeno hay, es donde sus larvas se desarrollan a plenitud. Cuando vuelan son de los insectos más insufribles: pueden mantenerle a una despierta toda la noche con el ruido de su incesante aleteo. Son capaces de transmitir virus que a veces resultan fatales.

Un pariente cercano, igual de adaptable y fastidioso, ha evolucionado en los últimos tiempos en Ecuador: el Culex pipiens humanus. Esta criatura de alcances insospechados es camaleónica; ayer fue médico, luego farandulero y más tarde, salvador de la patria. Ayer fue feminista y hoy, destacada académica, aunque no se la encuentre indexada ni por casualidad. Cuando puede, se autodefine como una persona ‘técnica’ para denotar que es una lumbrera y fingir que no se guía por decisiones políticas. ¿Su característica principal? Prolifera en materia en descomposición en aguas estancadas.

Mientras en el pasado año se continuaban acumulando cadáveres en calles, contenedores y cementerios de nuestro país, un grupo de C.p. humanus del Municipio de Quito convinieron la compra de pruebas RT-LAMP para detectar el virus que causa COVID-19. En Corea del Sur, su país de origen, los científicos han concluido que este tipo de pruebas tienen baja sensibilidad para este virus, y no se utilizan. Aquí se adquirieron a un precio tan exorbitante que provocó que la Fiscalía inicie una causa en contra de miembros de la especie, que enseguida se dieron a la fuga.

Quienes salieron por la puerta de atrás fueron remplazados por funcionarias que pidieron una evaluación local de las pruebas, de marca Isopollo, tal vez porque ya sabían la verdad. Pero cuando los resultados no fueron favorables, descartaron el informe aduciendo que bastaba con la autorización de Arcsa para demostrar que sí servían, dispusieron su uso y trataron de desprestigiar al investigador.

Otros C.p. humanus afines a la causa aprovecharon el envión para seguir una acción penal contra el autor de la evaluación de las Isopollo, pero esta vez para defender las pruebas PCR de Bioneer, que tampoco se utilizan en Corea del Sur, desde donde se exportan. Según este otro estudio, las pruebas de Bioneer tienen una sensibilidad menor al 80 % y no detectan cargas virales bajas. Esto es tan peligroso que se sepa, que Bioneer ha intentado que Virology Journal retracte el artículo que difundió los resultados, utilizando la firma de un funcionario de la Fiscalía en una traducción espuria de la demanda.

Con el reciente informe del Instituto Nacional de Investigación en Salud Pública, laboratorio de referencia de Ecuador, ha llegado un poco de agua fresca que tal vez ayude a depurar el albañal que es el mundo de las pruebas de baja calidad. El Inspi ha demostrado mediante un ensayo ciego sin seleccionar muestras positivas y negativas, en población asintomática, que las pruebas Isopollo tienen una sensibilidad menor al 20 %. Queda como lección para todo el país que se tiene que examinar con mayor atención la calidad de las pruebas que se estén usando. (O)