Estados Unidos ha desplazado al mar Caribe por orden del presidente Donald Trump una poderosa flota naval en la que se incluye un submarino nuclear, uno de los objetivos, según sus voceros, es controlar la ruta del narcotráfico, especialmente el que es empleado por el cartel de los Soles, liderado por Nicolás Maduro, dictador de Venezuela.

Igual, el presidente francés Emmanuel Macron ha dispuesto que buques de guerra de la Armada francesa se desplacen al mar Caribe para vigilar las costas de las islas francesas Guadalupe y Martinica, otra ruta del narcotráfico que se dirige a Europa.

Plausibles decisiones, pero estas bandas criminales tienen la capacidad de encontrar alternativas para que fluya su negocio. El efecto “globo” o “cucaracha” como le llaman en México funciona de inmediato, es decir, buscan otras rutas, con seguridad será la ecuatoriana. Se conoce que el 85 % de cocaína que ingresa al país sale vía marítima por los puertos de nuestra costa. La mayor cantidad de droga va a los mercados de Norteamérica y Europa. Los mafiosos buscarán enviar la droga por nuestros puertos, eso quiere decir que la violencia va a crecer en nuestro país, la disputa entre bandas por el control de las rutas de abastecimiento de la droga va a ser más despiadada y brutal.

Si el control va en serio, lo ideal sería que Estados Unidos, con capacidad de sobra, envíe a nuestra costa naves como las enviadas al Caribe.

No se conoce de controles efectivos que se hagan en los países de mayor consumo, peor de captura de capos, de bandas o carteles que reciben y distribuyen la droga y que dejan colosales ganancias. Del lavado de las gigantescas cantidades de dinero sucio que produce este negocio habría que preguntar, ¿dónde se lavan y qué países son los beneficiarios?

Los departamentos colombianos de Nariño y Putumayo con los que limitamos, prácticamente es tierra de nadie y el control es nulo. El aumento de los sembríos de hoja de coca en Colombia es exponencial, actualmente existen 253 mil hectáreas que producen 2.700 toneladas de cocaína.

En definitiva, nuestro país, otrora país tranquilo y pacífico, hoy es víctima de las bandas criminales que no tienen reparos en asesinar cruelmente, de haber creado un ambiente de terror y espanto y de acuerdo con las estadísticas, haber pasado a ser uno de los países más inseguros del mundo, situación inédita en nuestra historia.

El peso de la responsabilidad de volver a tener un país de paz lo tiene el Gobierno a través de las Fuerzas Armadas y Policía Nacional; igualmente, todas las autoridades en todos los niveles del país, pero no solo se requiere el accionar sacrificado de militares y policías, en paralelo, el Gobierno debe darle guerra frontal a la corrupción y a la impunidad, sobre todo hacer un gran esfuerzo para dinamizar la economía creando fuentes de trabajo, resolver los problemas de salud y que la gente más pobre tenga acceso a los hospitales, sobre todo tenga las medicinas necesarias para curar sus docencias; igual, el esfuerzo debe orientarse a tener una buena educación en todos los niveles.

De esta manera tendremos la esperanza de tener un país de paz y prosperidad. (O)