Poquísimas personas alcanzan, hasta ahora, a cumplir cien años, un guarismo de cuya redondez hemos hecho un hito con la noción de siglo, acaso para desafiar los límites del cuerpo humano. Pero, ciertamente, las cosas pueden durar muchísimo más de un siglo, como las fuerzas naturales y, por supuesto, las instituciones. El Diario EL UNIVERSO ha cumplido cien años y, como él, también muchos acontecimientos que arrojan una luz para enmarcar el contexto y la tradición en los que esta empresa periodística se creó. EL UNIVERSO apareció en una sociedad cambiante, en un planeta en plena ebullición, en un siglo XX tan hermoso como desesperanzador.

Un contemporáneo centenario es la obra Seis personajes en busca de un autor, del italiano Luigi Pirandello, que produjo una conmoción en el arte de las tablas al plantear el desafío de hacer teatro dentro del teatro, pues escenifica un conflicto entre los personajes, los actores y el mismísimo director. El filósofo vienés Ludwig Wittgenstein se pasó aquel año 1921 buscando que alguna editorial aceptara su Tractatus Lógico-Philosophicus, un manuscrito que había pulido en el frente de batalla. Ese libro saldría un año más tarde y plantea que la lógica y los juegos del lenguaje no son los mismos para todos los hablantes.

La autora inglesa Virginia Woolf publica Lunes o martes: ocho cuentos, en el que ya emplea la técnica del fluir de conciencia, o libre pensamiento, como en el lenguaje de los sueños, que va derruyendo las ideas convencionales de trama y personaje. Asimismo, el irlandés James Joyce está retocando Ulises, que vería la luz en los primeros meses del año siguiente, y que se ha erigido como una de las grandes novelas por lo radical de su estructura: mostrar los pensamientos y las acciones, a lo largo de veinticuatro horas, de un individuo en Dublín. Y es que es centenaria la idea de que no estamos gobernados exclusivamente por la razón.

Otro vienés, Sigmund Freud, propuso en Psicología de las masas y análisis del yo, al estudiar al sujeto como parte de una masa, que la psicología individual es al mismo tiempo psicología social, y, con ello, fue cimentando los fundamentos del psicoanálisis. En el ámbito hispánico también la introspección le iba ganando a la mera descripción, y la novela La tía Tula, de Miguel de Unamuno, trae un personaje, Gertrudis, que se debate entre la maternidad real y la maternidad espiritual. Con Historia de Cristo el italiano Giovanni Papini ofrece una ‘biografía’ que acentúa la dimensión espiritual del Jesús de los evangelios.

Federico García Lorca sorprende en Libro de poemas con la asimilación de ritmos populares andaluces. Anaconda, del uruguayo Horacio Quiroga, muestra que el ser humano se ha convertido en una amenaza para los animales de la selva. Hugo Mayo, en Ecuador, funda la revista Síngulus, de inspiración arielista pero que saluda la escritura experimental de las vanguardias; allí el guayaquileño José Antonio Falconí Villagómez redacta un manifiesto que se considera la puerta de entrada del dadaísmo en nuestro país. Como se ve con estos poquísimos sucesos, el Diario EL UNIVERSO cuenta con ilustres contemporáneos centenarios. (O)