El presidente Lasso se debate entre su cosmovisión libertaria y las propuestas socialdemócratas de su equipo económico. Las declaraciones de principios se mantienen fieles a lo primero, las acciones concretas, a lo segundo.

El flamante Plan de Desarrollo se inspira en una cita de Ayn Rand de su libro Rebelión de atlas: “Cuando advierta que para producir necesita obtener autorización de quienes no producen nada… entonces podrá afirmar, sin temor a equivocarse, que su sociedad está condenada”.

Ayn Rand es la filósofa libertaria por excelencia, defensora del individualismo y feroz enemiga de la intervención estatal en la economía. Citando a Rand, el Plan de Creación de Oportunidades se proclama antiestatizante, algo incongruente puesto que un plan de desarrollo es el instrumento del que se valen los gobiernos estatizantes para decirle al ciudadano cuál debe ser su comportamiento económico. Los Estados liberales no tienen planes de desarrollo.

La reforma tributaria anunciada por el presidente el jueves por la noche grava (temporalmente) los patrimonios por encima del medio millón y de manera permanente se incrementa la tasa efectiva del impuesto a la renta de quienes ganan más de un mil mensuales. Su principal objetivo, más allá de incrementar los ingresos fiscales, es reducir la desigualdad en ingresos y patrimonio. El presidente lo justifica observando que ante la crisis de la pandemia, es necesaria la solidaridad de los que mejor la capearon con los más golpeados. La reforma propuesta es progresiva y se enmarca dentro del pensamiento socialdemócrata, que pone énfasis en la reducción de las desigualdades y relega a segundo plano la libertad del individuo. La mayor parte de los Estados europeos tienen estructuras socialdemócratas. En Estados Unidos el gobierno Biden se enmarca en esa tendencia.

Rand censuró la política tributaria progresiva. En Las prioridades morales invertidas sostiene que “los impuestos más elevados a los ricos y semirricos no saldrán de sus gastos de consumo, sino del capital de inversión –sus ahorros–. Esos impuestos significarán menos inversión, menos empleo…”. Por lo que Rand diría que con esta reforma, el presidente rema en contra de su principal objetivo que es crear empleo.

Como el presidente abordó el tema de la propuesta legal, no tocó otros aspectos de la política fiscal que son de competencia del Ejecutivo. Estas cargas tributarias golpearán a los estamentos de la población que lo apoyaron con más fervor, quienes resienten que haya un rol de pagos fiscal desbocado; que sus impuestos vayan a mantener el piponazgo en la Administración pública. Hace falta que se comunique si se mantiene el objetivo de reducir la burocracia, o como constaba en la programación presentada a la Asamblea, la meta no es reducirla sino impedir que siga engrosándose. Tampoco se hizo mención al ISD. Sin un cronograma para su eliminación, seguirá siendo un obstáculo para que se cumpla con la ambiciosa meta de inversión que se ha autoimpuesto el Gobierno.

Curiosa amalgama de lo libertario y lo socialdemócrata. El presidente es decididamente libertario: el que opte por soluciones socialdemócratas es una insinuación de que la agenda libertaria es inaplicable.

El jueves de noche soñé con Ayn Rand cantando La internacional. (O)