Al momento de escribir este artículo, el presidente Daniel Noboa está por cumplir 60 días en ejercicio de su segundo mandato, esta vez sí, por cuatro años.
Y si bien es cierto, en este país se suele realizar una primera evaluación a los 100 días de mandato, considero que ha corrido suficiente agua bajo el puente para poder hacer un primer balance.
No pretendo en esta columna hacer una evaluación minuciosa de las ofertas de campaña ni del progreso en la solución de los principales problemas del país. Para ello sí es muy prematuro 60 días. Pero sí quiero hacer un breve análisis de sus ejecutorías al mando del país, en estos dos primeros meses de gobierno.
De arranque veo a un presidente mucho más aplomado que el de finales del 2023 e inicios del 2024. Más reservado y prudente en sus apariciones públicas, más centrado en su rol de primer mandatario. Me explico: veo a un presidente que se ubica adecuadamente en el punto más alto de la Función Ejecutiva, y que utiliza todas sus herramientas y recursos políticos para alcanzar los objetivos de corto y mediano plazo, sin afectar su imagen; sin desgastar su poder ni su autoridad. Un presidente al que no le tiembla el pulso al momento de deshacerse de funcionarios que meten la pata.
Por otro lado, veo un equipo detrás del presidente, preocupado en cuidar su tiempo en público y seleccionar muy bien los eventos a los que asiste y los momentos para hacerlo.
La gira por Europa y Asia, con algunas visitas de Estado de por medio, han proyectado un nuevo Daniel Noboa, insisto, más convencido de su rol y de su responsabilidad al frente del país. La solución al problema de Coca Codo Sinclair no es un logro menor, ni la captura y extradición de un importante objetivo en el combate contra la delincuencia tampoco.
En resumen, veo a Daniel Noboa mucho más presidente, mucho más primer mandatario y mucho más líder de ADN.
Dicho esto, está demás decir que para los primeros 60 días luce muy bien, pero que definitivamente no alcanzará si no se acompaña con obra pública y gestión eficiente en los sectores más sensibles del país: salud, economía y seguridad.
Es decir, la estrategia de imagen de gobierno y, sobre todo, personal del presidente Noboa, es buena y debe mantenerse en el tiempo. Pero si no hay resultados palpables de su gestión no habrá estrategia que logre mantenerlo incólume, políticamente hablando.
Y para todo lo antes mencionado se requiere algo fundamental: DINERO. Y no me refiero a los créditos de multilaterales, que fundamentalmente servirán para pagar deuda interna y externa. Me refiero a recursos frescos; a inversión extranjera directa, a titularización de activos, a venta de activos improductivos, a contratos de participación petrolera. Y para ello se requiere gestión. Y para esa gestión se requieren funcionarios directivos experimentados y preparados, o, preparados con asesoría de profesionales experimentados. Lo uno o lo otro.
Es hora de prender motores, señor presidente. No pierda el momento ni la oportunidad de levantar el país. (O)